La inestable categoría de algunas series de televisión

No es quien dices ser sino quien eres

Las cadenas de televisión han empezado ya a preparar sus productos de cara a las próximas entregas de premios. Como si de un escaparate se tratase, durante estos meses y hasta que llegue la hora de elegir las nominaciones, las cadenas sacan brillo a sus mejores creaciones y las colocan en los lugares más vistosos, aquellos en los que la Academia de Televisión pueda ver sus virtudes y los puntos fuertes entre los que encontrar su potencial. Y la verdad es que, como en la vida, en la televisión hay cosas que no son blanco ni negro y quizá sea necesario construir una estantería a medio camino entre el drama y la comedia.

ondacero.es

Madrid | 28.03.2014 12:46

Emmy Rossum, protagonista de Shameless US. | SHO

En un movimiento sin precedentes, y preparándose para el anuncio de los nominados que será el próximo 1 de mayo, Showtime ha decidido que tras tres años compitiendo con Shameles US en la categoría de drama, ahora quiere hacerlo en la categoría de comedia. Más allá de que una serie no cambia de género así como así, me parece que éste es el año menos indicado para hacer el cambio. Quienes sean seguidores del remake americano de la serie británica, que en España se puede ver en Canal +, es probable que coincidan conmigo en que precisamente ésta, su cuarta temporada, está siendo la menos cómica de las cuatro, y hay un par de personajes, el de William H. Macy y el de Emmy Rossum, que están bastante lejos de echarse unas buenas carcajadas, o de resultar cómicos, por culpa de las dificultades que ambos están sufriendo en sus vidas.

Más allá de las delimitaciones temporales, aquellas que dicen que un drama dura cuarenta minutos y una comedia veinte, resulta complicado situar la serie creada por Paul Abbott y John Wells en cualquiera de los dos géneros, puesto que en casa de los Gallagher de lo que más se gasta es de humor negro, a veces cruel y lleno de maldad, lo propio si tenemos en cuenta que cumplen con creces la expresión tantas veces utilizada en la televisión de “familia desestructurada”. Quizá sea necesario establecer, al igual que este año por fin se ha roto esa categoría que aunaba películas para la televisión y miniseries y ahora son dos, una categoría para las dramedias, en la que podamos encontrar esas series que no se limitan a ahondar en el drama, o en la comedia, sino que habitan en ambas, utilizando lo mejor de ambos géneros según les conviene.

Algo similar sucede con Orange Is The New Black, aunque en este caso es la primera vez en la que competiría en los Emmy. La serie de Jenji Kohan compitió en los últimos Globos de Oro en la categoría de drama, y sin embargo ha decidido que ahora lo hará en la categoría de comedia. Al igual que Shameless Us, la serie de Netflix camina entre ambos géneros, sin ceñirse a uno de ellos, y a mi modo de ver me parece injusto que vayan a ser tratadas como comedias cuando estrictamente no son tales y que pretendan ser premiadas por algo que, realmente, no son. Cualquiera de sus competidoras originarias, como Modern Family, Parks & Recreation o Brooklyn Nine-Nine, no dejan lugar al drama, no coquetean con él, sino que son una sucesión de momentos divertidos que, si bien también ofrecen tiempo para la reflexión, no tratan de situar al espectador en ambos lados de la balanza.

Sinceramente, y por muchas ganas que tenga de que ciertas series pierdan su inexplicable poder hegemónico, no alcanzo a visualizar como en una misma categoría podrían convivir Julia Louis-Dreyfus, Amy Poehler, Emmy Rossum, Taylor Schilling y Lena Dunham, por ejemplo. Mientras que las dos primeras se disputan la corona de reina de la comedia, las tres últimas, (sí, porqué no reconocerlo, Girls tampoco es una descacharrante comedia) coquetean con el drama capítulo sí, capítulo también, y sus trabajos combinan más registros sin acabar quizá de ser totalmente brillantes en ninguno de ellos. El 1 de mayo veremos cual es la terna de elegidos por la Academia. Hasta entonces tendremos tiempo también de comentar el órdago de HBO al presentar True Detective a la categoría de mejor drama, en vez de mejor miniserie, compitiendo con Breaking Bad, en el año de su adiós definitivo.