En nuestra ciudad en lo que va de año un total de 150 mujeres víctimas de la violencia han acudido a los servicios de atención a las víctimas, pero solo 70 de los casos ha terminado en denuncia y orden de alejamiento. Se calcula de solo un 30% de los casos de violencia de género se denuncia, por lo que sigue siendo obligación de la sociedad señalar con el dedo al maltratador y denunciar también cuando se producen agresiones en el tabique del otro lado de nuestra vivienda, en el vecindario, por la calle o en el ámbito escolar de nuestros hijos, el que no denuncia es cómplice de esta lacra. Ahora ya no vale aquello de que se trata de una riña dentro del ámbito familiar.
Erradicar la violencia de género es tarea de todas las personas, de los educadores ya en el ámbito escolar, de las familias no consintiendo comportamientos sexistas entre los cónyuges, de las instituciones a la hora de proteger a las víctimas y poner recursos y también de las propias víctimas, la mayoría de las veces con un nivel de autoestima por lo suelos, con miedo, mucho miedo en el cuerpo, que les impide denunciar a quien, por otra parte es el padre de uno de sus bienes más preciados, los hijos. Por eso es una labor en la que la sociedad debe seguir caminando y los medios de comunicación debemos seguir visibilizando.