Según publica La Voz de Galicia, la joven acababa de recoger a su novio y conducía a una velocidad reducida por las calles de la villa orensana de O Carballiño y cuando habían recorrido escasamente un kilómetro, el novio se acercó a darle un beso. Al cabo de unos momentos, cuando se detienen en un semáforo, una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico indica a la mujer que pare el vehículo y le sancionan con 80 euros "por mantener actitudes cariñosas con el acompañante".
Después de que Fernando Ónega nos contara la noticia, Carlos Herrera ha visto necesario hacer una distinción entre los posibles besos que se pueden dar al volante: "si dejó el volante, giró la cintura, la cogió del cuello y le metió la sinhueso hasta donde pone fin de lengua...o si se acercó y le dio un beso en la mejilla como diciendo qué bien conduce".