Producción en la que se basa la serie de Netflix

Los ambiciosos Urquhart y Hastings

Desde el pasado viernes 1 de febrero los suscriptores de Netflix pueden disfrutar del remake de la miniserie británica House Of Cards. Con Kevin Spacey y Kate Mara al frente del elenco de actores, esta producción, que abre un nuevo futuro al mundo de la ficción televisiva, se inspira en la creación de Andrew Davies para ofrecer una visión sin escrúpulos del ambiente político en Washington. Pero como casi siempre el original es mejor que la copia, en En Serie Te Lo Digo decidimos hablar de la primera versión, la de los años 90.

ondacero.es

Madrid | 04.02.2013 19:06

Ian Richardson en su papel de Francis Urquhart | BBC

Esta miniserie de cuatro episodios se convirtió en una trilogía gracias al éxito que tuvo en Gran Bretaña. He incluso el creador de esta trama, Michael Dobbs “olvidó” como había terminado su libro para continuar con la historia, escribiendo en 1992 To Play the King y dos años después The Final Cut. Ambas novelas llevaron a la pequeña pantalla unos años después, convirtiendo a Francis Urquhart en un personaje inolvidable de la televisión británica y las producciones sobre política. En la primera el protagonista se enfrenta a un imaginario rey de Inglaterra, al que le recuerda que los reyes no son necesariamente vitalicios, mientras que la segunda coquetea con los deseos bélicos que les surgen a algunos dirigentes cuando ven necesario lavar su imagen o peligra su permanencia en el poder.

En lo que respecta a la adaptación nortemericana, y a la espera de conocer el éxito de la misma, resulta muy destacable la apuesta que realiza con esta producción la plataforma de vídeo en streaming Netflix. La compañía californiana ha puesto a disposición de sus socios los trece episodios que componen la serie, lo que permite al espectador no tener que depender del calendario de emisiones de una cadena, y además ofrece el primer capítulo gratuitamente en los países en los que está presente. Según un artículo de The Atlantic Wire Netflix tendrá que ganar medio millón de suscriptores (tiene 33 millones) para recuperar los cien millones que le ha costado la producción de la serie. Sin embargo, y según las palabras de su presidente, Reid Hastings, los planes de la empresa son aún más ambiciosos y quieren llegar ha estrenar cinco nuevas series cada año, lo que obligaría a la compañía a tener que conseguir más de dos millones y medio de suscriptores en ese mismo tiempo. Aunque la jugada es arriesgada, y me temo que Hastings tendrá que rebajar sus expectativas, queda por ver que supondrá este envite que podría cambiar el consumo y la creación del entretenimiento televisivo.