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Osasuna: aciertos y errores propios y ajenos

El análisis del empate de Osasuna contra el Villarreal con Sebastián Jáuregui y Miguel Ezcurdia.

Javier Saralegui

Pamplona / Iruña |

Osasuna se dejó dos puntos in extremis contra el Villarreal el domingo merced a un penalti pitado por un errático Munuera Montero en el tiempo de prolongación de la segunda parte. Lo mejor que le puede pasar a un árbitro es pasar desapercibido en un encuentro, y no fue el caso. Munuera concedió un penalti sobre Budimir que no era, pitó otro por mano de Parejo que no se lanzó porque no era, y decidió sancionar con la pena máxima uno de tantos agarrones en el área -que lo era-. Sacó 13 tarjetas y casi todas fueron por protestar, señal de que no contentó a nadie.

Entre medio Osasuna realizó un gran arranque de partido y logró el premio del gol en su primer remate a puerta. Una jugada elaborada en la que todos los rojos que tocaron el balón se anticiparon a sus rivales, por mucho que Marcelino García Toral sólo viera una superioridad manifiesta de su equipo en los 90 minutos de encuentro. Quiso vender la burra el técnico del Villarreal, pero aquí Jagoba Arrasate nos enseñó que el aficionado debe tener fe en sí mismo cuando realiza la lectura de cómo ha sido un partido, porque durante seis años vio exactamente el mismo encuentro que el que fue su entrenador. Ahora con Vicente Moreno la dinámica continúa igual. Se reconocen los debes y se valora el haber por parte del entrenador y de los aficionados.

Así que el 2-0 en el marcador para el minuto 18 era cierto y merecido. Bajó Osasuna sin embargo en la segunda parte por el empuje y la calidad de los visitantes y porque dio inconscientemente un paso atrás después de fallar una gran ocasión para el tercer gol. Al final Baena en el área y Gerard Moreno desde el punto de penalti pusieron el 2-2 que deja un sabor de boca agridulce por cómo transcurrió el partido y por el protagonismo que en él adquirió un árbitro que confundió la personalidad con la altanería.