El Plan de Cuenca del Segura de 2015 señaló los retornos de riego como origen de la contaminación del acuífero, pero descartó eliminar regadío por "costes desproporcionados"
El documento, aprobado por el Consejo de Ministros de Rajoy, advertía ya en 2015 de concentraciones máximas de nitratos superiores a 360 mg/litro en el acuífero cuaternario y de 210 mg/litro en el acuífero Plioceno cuando la Directiva Europea de Nitratos establece que las concentraciones de nitratos no deben superar los 50 mg/litro
Murcia | 20.05.2022 11:20
El Plan Hidrológico de la Cuenca del Segura 2015-2021 que aprobó el Gobierno de Rajoy –todos los planes de cuenca deben ser aprobados por el Consejo de Ministros- y que está vigente hasta que no se apruebe el Plan Hidrológico 2021-2017, señaló ya entonces que los retornos del riego eran la fuente de contaminación por nitratos del acuífero del Campo de Cartagena.
Según el documento, hay concentraciones máximas de nitratos superiores a 360 mg/litro en el acuífero cuaternario y de 210 mg/litro en el acuífero Plioceno cuando la Directiva Europea de Nitratos, de obligado cumplimiento para todos los Estados miembro, establece que las concentraciones de nitratos no deben superar los 50 mg/litro.
El Plan de Cuenca del Segura de 2015 elaborado por la CHS, presidida entonces por Miguel Ángel Ródenas del PP, recogió la necesidad de adoptar medidas básicas y complementarias para rebajar las concentraciones de nitratos en el acuífero por debajo de 50 mg/litro llegando incluso a analizar su viabilidad técnica y económica, pero una vez analizadas fueron descartadas por presentar "costes desproporcionados" ya que "podía afectar a la rentabilidad de las explotaciones agrarias".
Entre las MEDIDAS BÁSICAS figura el control público de mejoras del balance agroquímico, la sustitución del uso de fitosanitarios con sustancias potencialmente contaminantes por otros neutros y fertirrigación individual. Además, el Plan de Cuenca propuso el sellado de pozos abandonados y existentes para que se minimizara la afección al acuífero plioceno y la aplicación de dosis óptimas de fertilizantes por cultivo.
Entre las MEDIDAS COMPLEMENTARIAS que recogió el Plan de Cuenca del Segura vigente incluyó:
- La reducción dela superficie de riego mediante el cambio a secano de 12.104 hectáreas netas (un 31% del total de la superficie neta de regadío).
- La instalación de una barrera de pozos en las zonas de contacto entre el acuífero y el Mar Menor para desalinizar las aguas bombeadas, de forma que no lleguen aguas con nutrientes al Mar Menor y recargar el acuífero Cuaternario con el agua desalinizada. Los técnicos de la CHS evaluaron en 15hm3/año la capacidad de producción de la planta desalinizadora, valor equivalente –dice el documento- a los retornos de riego que recibe la masa de agua subterránea con un coste estimado de 33 millones de euros y un coste anual equivalente de 6,7 millones.
- La sustitución de los recursos subterráneos para uso urbano y doméstico por recursos desalinizados, de forma que el contenido de nitratos del acuífero no comprometiera los usos actuales y futuros.
El organismo de cuenca reconoció que con las medidas básicas y complementarias "se produciría una reducción drástica de los nutrientes que se incorporan a la masa de agua subterránea y se eliminaría el impacto sobre el Mar Menor de los aportes de aguas subterráneas con nutrientes", pero también adviertió de que “ni con la aplicación de las medidas complementarias, en un escenario de carga cero de nutrientes (eliminación del uso agrario) se alcanzarían concentraciones inferiores a 50 mg/litro en 2027. Es decir, que incluso con un escenario de carga cero la concentración de nitratos en 2027 sería de 100mg/litro dada la elevada carga contaminante acumulada en el acuífero.
El Plan de Cuenca del Segura aprobado en 2015destacó el elevado coste financiero de las medidas complementarias de reducción de la superficie de riego y desalinización del agua subterránea dado que podía "afectar al empleo y a la rentabilidad de las explotaciones”. En 2015, la CHS estimó una pérdida de 7822 empleos agrarios como consecuencia de eliminar el 31% de la superficie neta de regadío y la reducción del 5,03% del valor de producción del regadío de toda la cuenca.
“La reducción del regadío de forma significativa en el Campo de Cartagena supone un impacto socioeconómico muy importante para la cuenca del Segura, puesto que en esta comarca agraria se genera el 16,31% del valor de producción y el 14,7% del margen neto del regadío de toda la cuenca” recoge el Plan de Cuenca del Segura.
Entre los principales beneficios derivados de conseguir el buen estado químico del acuífero del Campo de Cartagena, el Plan de Cuenca del Segura 2015-2021 recoge la recuperación de los valores ambientales ligados al Mar Menor “con un impacto económico positivo en actividades pesqueras, turísticas, recreativas e inmobiliarias de zona”, pero no hicieron una evaluación monetaria.
El documento de análisis dice textualmente que “dado que no se ha evaluado cuantitativamente el beneficio ambiental no se puede estimar si los beneficios son superiores a los costes. El coste socioeconómico de la medida es muy importante y podría ser claramente superior a los beneficios ambientales en costes desproporcionados”.
El acuífero no fue declarado contaminado hasta 2020
El Plan Hidrológico de la Cuenca del Segura 2015-2021 muestra el profundo nivel de conocimiento que ya se tenía entonces, un año antes de la primera Sopa Verde, del nivel de contaminación que viene sufriendo el acuífero del Campo de Cartagena debido a los retornos de riego y de su repercusión en el Mar Menor.
El acuífero del Campo de Cartagena no fue declarado en mal estado químico hasta julio de 2020 con la oposición de la Comunidad Autónoma que forma parte de la Junta de Gobierno de la CHS.
En septiembre de 2020, el Gobierno regional presentó un recurso contencioso-administrativo en los tribunales contra la Confederación Hidrográfica del Segura por las decisiones que se tomaron en la Junta de Gobierno de julio de 2020 donde se declaró la masa de agua subterránea del Campo de Cartagena en riesgo de no alcanzar el buen estado cualitativo y químico y que supuso la aprobación de importantes restricciones a la actividad agrícola en el cuenca vertiente del Mar Menor. La Comunidad se mostró contraria a los procedimientos que se siguieron en dicha reunión.