El Museo de Cáceres muestra como pieza del mes de julio una cantimplora de cerámica "enchinada" del siglo XVI
Está realizada a torno y presenta una superficie alisada y espatulada
El Museo de Cáceres muestra como pieza del mes de julio en su edificio de la plaza de las Veletas una pequeña cantimplora de cerámica "enchinada" con doble asa y pie datada en el siglo XVI, y procedente de las excavaciones de un solar ubicado en la Plaza de San Mateo.
Está realizada a torno y presenta una superficie alisada y espatulada. Solo está decorada su cara principal, y en la posterior hay un pie a modo de base. Estas cantimploras estaban pensadas para transportar agua en su interior y ser colgadas mediante una cuerda.
Por su reducido tamaño podría tratarse de un juguete o de una pieza destinada a un público infantil, según informa el Museo de Cáceres en sus redes sociales y recoge Europa Press. La pieza está decorada a partir de un botón central a base de motivos geométricos, pequeñas margaritas impresas y estrellas incisas rellenas con mineral machacado, y dos círculos concéntricos de "enchinado".
El "enchinado" es una técnica decorativa que consiste en incrustar pequeñas piedras de cuarzo blanco en la superficie de piezas de barro aún frescas, antes de la cocción. Estas piedras, llamadas "chinas", dan nombre a esta cerámica cuya decoración, a base de motivos vegetales o geométricos, se extiende por todo el cuerpo de las vasijas y platos, y el resultado ofrece una decoración que contrasta entre el color rojizo del barro cocido y las pequeñas chinitas de cuarzo blanco brillantes.
Hoy en día esta técnica sobrevive en algunos alfares de Ceclavín (Cáceres) y en Nisa (Portugal), donde se denomina empedrado, pero en el pasado también se trabajó en alfares de otras localidades cacereñas como Zarza la Mayor, Montehermoso, Plasencia, Trujillo, Arroyo de la Luz, Ahigal, Torrejoncillo... y otros centros alfareros de España y Portugal.
Gracias a las excavaciones arqueológicas se sabe que a partir del siglo XVI-XVII la decoración enchinada gozó de una gran popularidad tanto en España, donde se conocen piezas procedentes de Salamanca, Zamora, Valladolid y Cádiz, como en Portugal. En algunos bodegones de la pintora portuguesa Josefa de Óbidos, activa en el siglo XVII, aparecen piezas enchinadas.
En la provincia de Cáceres se han encontrado fragmentos de este tipo de cerámica en las excavaciones llevadas a cabo en el Monasterio de Yuste, en la muralla de Coria, el convento franciscano de Belvís de Monroy y del Palacio de Mayoralgo, en Cáceres.
En 1992 en las excavaciones del galeón español San Diego, hundido hacia el año 1600 frente a las costas de Filipinas, se recuperaron más de 6.000 objetos, entre los cuales había 15 piezas de cerámica "enchinada", informa el Museo de Cáceres.