Una mañana con Cruz Roja tras la DANA: "No tenemos nada. Lo hemos perdido todo"
Onda Cero acompaña a uno de los muchos equipos de la entidad sobre el terreno, donde acompañan y ayudan de manera directa a cientos de personas cuya normalidad se vio truncada por las inundaciones
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València |
Se cumple un mes y medio de la DANA de València y la situación en la zona cero de las inundaciones sigue siendo complicada y difícil. Con la llegada del invierno, afectados y afectadas no tienen siquiera los recursos mínimos para mantener sus viviendas calientes y confortables. Por ello, Cruz Roja está repartiendo calefactores, deshumidificadores, mantas y demás elementos de primera necesidad para que damnificados y damnificadas puedan hacer frente a la bajada de temperaturas.
"Me han traído tres somieres y ropa de cama", explica Francisca Cano, vecina del Barrio Orba de Alfafar y una de las beneficiarias de la ayuda de Cruz Roja. "Como tienes que empezar de cero y no tienes nada, tampoco sabes qué pedir. Lo que te dan, bueno es porque quieres volver a formar tu hogar", asegura resignada Cano, cuya vivienda ha quedado completamente devastada a consecuencia de la entrada del agua de las inundaciones.
"Tenemos ayuda de la familia e hipotecarnos porque yo no he recibido, a fecha de hoy, ninguna ayuda. Ni la urgente ni ninguna otra ayuda", critica esta vecina del Barrio Orba de Alfafar, uno de los municipios más afectados por la DANA de València del pasado veintinueve de octubre.
Con Cruz Roja tras la DANA: "Entre 80 y 100 radiadores al día"
La ayuda de Cruz Roja se centraliza en la base de Salvamento Marítimo de Cruz Roja, ubicada en los alrededores del Club Náutico de València. Allí, voluntarios y voluntarias procedentes de diferentes puntos del Estado reciben peticiones de ayuda a través de llamadas telefónicas, de las asambleas locales de la entidad y de los propios equipos sobre el terreno.
"Ahora mismo, estamos en una media de reparto de entre 80 y 100 radiadores al día. Llevamos cerca ya de 4.000", detalla Mercedes Mora, técnico de la Unidad de Emergencias de Cruz Roja. "Seguimos con las recepciones y las distribuciones. Intentamos que en veinticuatro o, máximo, cuarenta y ocho horas todas las personas que han solicitado algo lo reciban en sus domicilios", añade Mora.
Con Cruz Roja tras la DANA: Ayuda psicosocial, PMR y tarjetas monedero
No obstante, la ayuda de Cruz Roja va más allá de esta serie de calefactores y radiadores a consecuencia de la bajada de temperaturas. La entidad ofrece también apoyo psicosocial y ayuda para el desplazamiento de personas con movilidad reducida. Los equipos de Cruz Roja sobre el terreno trabajan desde las 06:00 hasta las 21:00 horas, aproximadamente.
"En la fase de la emergencia en la que estamos ahora, las líneas principales de trabajo de Cruz Roja se basan en la atención psicosocial, que continuamos dando desde el primer día", afirma Mercedes Mora, técnico de la Unidad de Emergencias de Cruz Roja. "También el transporte adaptado. Estamos ayudando a todas aquellas personas con movilidad reducida a subir y bajar las escaleras, llevamos a personas a centros de día...", enumera Mora.
"Adicionalmente, también se han puesto en marcha todos los equipos de respuesta social. Se está haciendo entrega de ayudas directas en forma de tarjetas monedero para que todas aquellas personas que se han visto afectadas por la DANA puedan empezar a reconstruir sus medios de vida", prosigue Mercedes Mora en conversión con los medios de comunicación, entre ellos, Onda Cero.
Con Cruz Roja tras la DANA: La ayuda sigue siendo imprescindible
Mientras tanto y pese a la ayuda de Cruz Roja, la normalidad se avecina bastante lejana todavía en las zonas afectadas por la DANA de València. "Creo que, desde el minuto uno, se debería haber hecho una valoración de todo lo que necesitamos porque, en los bajos, lo hemos perdido todo", denuncia Francisca Cano, vecina del Barrio Orba de Alfafar.
"Un mes y medio después, no hemos podido ni podemos volver a casa. Necesitamos mobiliario de cocina, muebles de comedor... No tenemos nada", resume Cano, un único ejemplo de los miles de vecinos y vecinas a los que la fuerza del agua arrastró su normalidad y que, ahora, siguen trabajando por recuperar por mínima que sea.