Una treintena de 4x4 responde a la llamada de socorro de Santa Pola

Santa Pola vive el día después del mayor temporal sufrido de las tres últimas décadas. En algunas zonas de la villa marinera, según los registros del portal especializado Tiempo Elche, se superó la cifra de 200 litros de agua por metro cuadrado. Una situación que llevó al límite a la población y a los servicios de emergencia de la localidad y de la comarca del Baix Vinalopó.

“No damos abasto”. Ese es el mensaje que se lanzaba desde el Ayuntamiento de Santa Pola minutos antes de las diez de la noche. Una situación que obligó a hacer una llamada de urgencia a la población para reclutar la ayuda ciudadana y a todas aquellas personas que pudiesen acudir con un vehículo 4x4 para evacuar a personas atrapadas por los torrentes de agua en los que se habían convertido las principales vías de la ciudad.

En el Paraje Melejase registró un máximo de 232 litros por metro cuadrado y en Playa Lisa, 160 litros por metro cuadrado. La llamada no tardó en encontrar una respuesta positiva por parte de los vecinos de la localidad y de otras poblaciones cercanas. En apenas una hora se registró la llegada de una treintena de vehículos todo terreno para prestar ayuda, hecho que permitió que el Consistorio. Una reacción emocionante que no se olvidará en esta población costera, entrañable y querida por todos.

Todas las dependencias del Ayuntamiento de Santa Pola trabajaron y siguen trabajando sin descanso, atendiendo a la gente que se había quedado atrapada en la calle o que, por diferentes circunstancias, se vieron sorprendidas por el temporal dentro sus coches, sin poder salir de ellos. El vídeo de una persona en el interior de su vehículo, arrastrado por la corriente en plena calle, alertó al entorno de la villa de la realidad de la situación.

Por el momento, no ha habido que lamentar víctimas. La Alerta Roja permanecerá, salvo cambio, hasta las 18:00 horas, por lo que la posibilidad de nuevas precipitaciones se mantiene. Sin embargo, parece que lo peor ha pasado. Y lo que es más importante: Santa Pola sabe que no está sola.