El proceso del señor K
José Manuel Noguera, profesor de Periodismo en la UCAM, analiza el buen momento del Elche de Sebastián Beccacece
El señor K es el protagonista de una de las novelas más famosas de Franz Kafka, El proceso. En ella, el señor K se enfrenta a un juicio injusto y opaco, donde nunca llega a saber exactamente de qué le acusan. Agonizando y desesperado, su única dirección es dejarse llevar por funcionarios que sólo quieren perpetuar procesos absurdos. Los burócratas ganan, el proceso es asfixiante, una locura.
En Elche hay otro señor K, en este caso el señor BKCC, para quien el fútbol no se entiende si no es partir de la paciencia, la confianza y la entrega en los procesos. Procesos como el que ha llevado a Mario Gaspar de lateral a central, y de ahí a jugador de segunda línea con llegada. O como el que ha llevado a Nico Fernández Mercau de extraño lateral a prometedor media punta. Por no hablar de las metamorfosis de Carlos Clerc, Josan o Tete Morente. Ríete tú del escarabajo de Kafka.
El mismo proceso que, en definitiva, ha llevado al Elche de sacar nueve puntos en las nueve primeras jornadas, a conseguir veinte puntos en los siguientes nueve partidos. Garcés de mi vida. Nunca antes alguien marcó un gol del ascenso en la jornada décima.
¿Y qué es lo mejor de todo? Que ha sido sin bandazos, sin palabras malsonantes, sin malas caras en el vestuario, sin revoluciones en el once, sin cambiar un ápice el estilo de juego ni la convicción. Como si fuera todo fruto de, qué sé yo, ¿un proceso?
Un proceso tan fuerte que apenas quedan ecos de ese ensordecedor y absurdo juicio colectivo al señor BKCC a su llegada. Un juicio donde ha pasado, misteriosamente, de ser “el amigo del dueño” a entrenador de fútbol. Rechazar ofertas de gente como Marcelo Bielsa, ser ayudante de Sampaoli en la selección chilena y argentina, o clasificar a Defensa y Justicia para Copa Libertadores por primera vez en su historia. Todo eso y algo más, para llegar a una ciudad donde sólo saben hacer zapatos y que te digan que vienes por ser “amigo del dueño”. Tócate las narices.
Los que confían en los procesos saben que las cosas pueden cambiar. De hecho, saben que depende de ellos que así sea. Y trabajan en una única dirección con esa convicción. Quienes lo dejan todo a la suerte se escudan en el infortunio para quejarse de su mala fortuna, con la coartada de no poder hacer nada. Pero el fútbol, tan poderoso porque se sostiene en la estúpida idea de que todo puede cambiar a partir del próximo partido, sirve por eso mismo para optimistas y pesimistas, para valientes y cobardes.
El señor K tiene un plan. Un proceso con dirección y convicción para esta panda de jugones que tiran paredes hasta en el Municipal de Santo Domingo. ¿No sería injusto no darle todos los recursos necesarios para que lleve su idea hasta la locura?
José Manuel Noguera es profesor de Periodismo en la UCAM