"En mi chalet de Candalix no había helipuerto, pero los grifos estaban bañados en oro"
El empresario ilicitano, que lideró exportaciones de calzado a Estados Unidos en los años ochenta, acaba de publicar su autobiografía y sigue negando cualquier vinculación con las actividades delictivas de Molina Chacón
Elche | 03.03.2022 14:09
Hay historias que merecen ser contadas a través de sus protagonistas. La del boom de las exportaciones de calzado a Estados Unidos en los años setenta y ochenta pasa por un nombre: el del empresario Miguel Hernández. El 'Marqués de Carrús', como se le bautizó en aquella época de esplendor, llegó a tener una oficina de doscientos metros cuadrados en el corazón de Manhattan y levantó un chalet que ha sido, durante décadas, la envida de ilicitanos e ilicitanas. Años después cuenta que en él "no había helipuerto, pero los grifos estaban bañados en oro".
Después de aquel tiempo de vino y rosas, Miguel Hernández llegó a estar a punto de entrar en prisión por un presupuesto fraude a la Seguridad Social y Hacienda. Tras veinte años desaparecido del mapa social ilicitano y desde su refugio en Santa Pola, ha escrito una autobiografía que se presentará el próximo jueves 10 de marzo en el Centro de Congresos. Aprovechando esta noticia ha visitado Onda Cero Elche-Comarcas del Vinalopó sin eludir ningún aspecto de su vida por oscuro que sea.
Un imperio levantado de la nada
Miguel Hernández recuerda que comenzó a trabajar con 14 años como aprendiz de zapatero antes de ser representante y abrir su primera "fabriquita de 700 metros cuadrados y seis empleados". "Logré formar una gran empresa con mucho esfuerzo y un gran sacrificio, como todo el mundo conoce", explica.
Miguel Hernández montó una tienda en la Quinta Avenida de Nueva York
Con el avance de la empresa de Miguel Hernández en Elche, el 'Marqués de Carrús' vio la oportunidad de abrir negocio en Estados Unidos: "Decidí emprender un viaje cargando la maleta con 25 o 26 muestras de zapatos. Hice grandes negocios hasta montar una oficina en la Quinta Avenida de Nueva York". Pero lo que fue una mina de oro se convirtió en un problema tiempo después, como recuerda: "El americano fue mi único mercado. Me fue muy bien hasta la gran crisis del petróleo, en 1974. De ahí, vino la debacle de mi negocio en Estados Unidos".
El declive de los negocios de Miguel Hernández
El calzado no fue la única actividad de Miguel Hernández. También se adentró en la construcción. Entre otros proyectos, el edificio Diana, en la zona del Sector V. Por aquel entonces ya estaba encausado por un fraude relacionado con la Seguridad Social y Hacienda: "Inicié la construcción del Diana con mucho cariño, pero entonces tuve un auto de procedimiento por impago a la Seguridad Social y Hacienda, que vino motivado por la bajada de ventas en Estados Unidos y el problema del precio del petróleo". "La gente comenzó a decir que ese edificio no se iba a terminar y las ventas que ya tenía hechas se fueron cancelando", recuerda.
En el punto de mira de la prensa de la época y de la Fiscalía
El empresario Miguel Hernández siempre se quejó del trato recibido por la prensa de la época y por lo que entendía una persecución por parte de la Fiscalía, en su intento de llamar la atención ante un caso tan mediático. Llegó a apuntar que estaba sufriendo "una caza de brujas". "Eso es algo que cuento en mi libro y que confirmo aquí", ha afirmado.
Entonces, como rememora, le condenaron "a un año de cárcel y a una importante indemnización de la Seguridad Social y a Hacienda", que propició el embargo del famoso chalet de Miguel Hernández, en la zona de Candalix, "por 400 millones de pesetas", cuenta.
El chalet de Miguel Hernández, una obra de lujo y misterio
Todo el mundo conoce en Elche el famoso chalet de Miguel Hernández, conocido ahora en el Hotel Boutique Hort de Nal. Durante décadas se instaló el rumor de que contaba con una base para el aterrizaje de helicópteros, entre otros lujos y maravillas: "El helipuerto nunca ha existido, pero la grifería sí estaba chapada de oro. Esa casa la construí con mucho cariño para que viviera mi familia, donde fuimos muy felices, pero luego vino el desahucio. Más tarde se lo quedó una sociedad que tuvo muchos problemas con ella".
Molina Chacón, de empleado a foco de la polémica
A Miguel Hernández le fueron vinculados otras polémicas legales, cuando le relacionaron con asuntos de drogas y el empresa Molina Chacón. Él mantiene su inocencia con este tema: "Molina Chacón era el encargado de una fábrica que era mía. Cuando salieron esos problemas legales llevaba tres años sin trabajar para mí. No tenía noticias de que estuviera envuelto en drogas mientras estuvo conmigo".
Miguel Hernández, envidiado e incomprendido
La historia completa de Miguel Hernández la cuenta en su autobiografía de 167 páginas con el título mi vida y mis empresas. En ella reconoce ser "un incomprendido de Elche" porque juntaba a gente "a favor" y otra que estaba "en contra". "Sufrí una huelga motivada por el descenso de la producción. Contaba con cerca de mil trabajadores en mis empresas. La producción bajó al 50% y yo estuve pagando a todos esos empleados con la mitad de ingresos. Me vi obligado a vender gran parte de mis propiedades", lamenta.
Ahora recuerda su historia con nostalgia y termina reconociendo que "hay cosas que vienen a la memoria y otras que te gustaría no recordarlas". Todas ellas, según su relato, en el libro de su vida.