Los líderes políticos locales y autonómicos, tanto del gobierno como de la oposición, llevan cuatro años mirando a los lados para evitar que se la peguen sus socios y a la espalda para prevenir traiciones de los suyos. Por estas cuestiones rara vez durante la legislatura han tenido tiempo para observar lo que ocurría en el entorno social y menos para planificar el futuro. Lo que ha dado como resultado cuatro años grises para la ciudad y poco más creativos para la región, tanto en lo ejecutivo como en lo propositivo.
Ahora, cuando quedan poco más de 100 días para los próximos comicios electorales, vamos a ver como una metamorfosis les transforma en visionarios e ilusionantes vendedores de proyectos e iniciativas con una fuerza inusitada. Una escena que ya vivimos en 2015 y que se asemeja al día de la marmota.
Yo todavía conservo un cierto aspecto bisoño, por lo que espero que esta vez sea la buena, que los programas electorales sean algo más que papel y que, además de buenas intenciones, nos traigan un proyecto para el término municipal de Elche y un modelo de ciudad, además de actuaciones visibles en lo social, en lo cultural, en lo económico, en lo educativo, en lo territorial y en lo referente a la sostenibilidad.
Aspiro a que los elegidos, gobernantes u opositores, dependiendo del papel que le asignen las urnas, defiendan los intereses de nuestra ciudad por encima de todas las cosas.
Solo así lograremos mejorar nuestras conexiones por ferrocarril y carretera, el nivel formativo de nuestros ciudadanos, incrementaremos el bienestar de las personas y la integración, impulsaremos la diversificación económica y con ello el mercado laboral y la riqueza.
Solo así dejaremos de tener más de un 23% de tasa de desempleo y tres de los barrios más pobres de España
Solo así conseguiremos avanzar y recuperaremos la ilusión en la ciudadanía.