Nuestro Gobierno antisemita
Por el profesor y escritor Javier Arias Artacho
No hace falta decir que las imágenes de la ofensiva israelí sobre la Franja de Gaza no han dejado de conmover a la comunidad internacional. Más allá de que los líderes de Hamás opten por utilizar los hospitales como escudos humanos y tengan como objetivo el sufrimiento de los más débiles como propaganda política, más allá de esto, es inaceptable. El gobierno Israelí de Netanyahu se equivoca porque, poco a poco, de pasar de estado agredido, se está convirtiendo en la diana de un mundo que no puede permanecer indiferente.
Sin embargo, y dicho esto, no debemos olvidar que Hamás es un grupo terrorista. No debemos olvidar que fueron ellos quienes agredieron a Israel y sembraron el terror matando indiscriminadamente a cualquier israelí que encontraron a su paso el 7 de octubre de 2023. No debemos olvidar que optaron por secuestrar a cientos de ciudadanos, incluidos niños. No debemos olvidar que muchos de ellos ya han muerto y otros continúan secuestrados. Y no debemos olvidar que el grupo terrorista Hamás conocía muy bien cómo reaccionaría Israel, con quienes no quieren negociar, sino que desaparezcan y ocupar Jerusalén como capital de un estado palestino.
¿Es el momento de dar una palmadita en el hombro a los miembros de Hamás? ¿Es el momento de dar coartada a su barbarie y anunciar que sus métodos terroristas dan resultado? Ya me diréis, amigos. ¡Si es que están aplaudiendo con las manos y los pies el regalo de España, Irlanda y Noruega! Reconocer ahora mismo el estado palestino es legitimar a los terroristas y que la viceministra del gobierno Yolanda Díaz enarbole el eslogan de Hamás que proclama la aniquilación del estado israelí es un atropello y una falta de sentido común sin precedentes. El estado palestino, nutrido y dirigido por terroristas de profesión, quieren que su territorio llegue desde el río Jordán hasta el mar. Es decir, barrerlos del mapa.
Si fuera por los árabes, someterían al mundo, como lo hicieron a partir del siglo VII tras la muerte de Mahoma, cuando llegaron a Jerusalén para tomarla después de haber sido fundada y habitada por el pueblo judío. Entonces comenzó a cambiar el mundo y su guerra santa con el fin de llegar a cualquier sitio que se les oponga fue su objetivo político religioso.
Vuelvo a insistir en lo dicho: es urgente encontrar una solución al conflicto de oriente medio. Sin embargo, no es sencillo y no puede obedecer a un oportunismo político porque vienen elecciones europeas. El estado palestino e Israel deberán negociar, y la comunidad internacional deberá exigir garantías a unos y a otros, pero tengo la impresión de que a Pedro Sánchez no le importa que este no sea el momento, tal como considera la mayor parte del mundo occidental. A él le importa su foto, su eslogan y jalear ese antisemitismo que tanto, pero tanto dolor causó en Europa. Y lo hizo la ultraderecha Nazi, la de verdad, esa que él dice aborrecer tanto. Esa que parece olvidar cómo actuó, la que comenzó a encerrar a los judíos en guetos. Pero esa es otra historia, amigos. Los de la ultraderecha de verdad no le interesan a Sánchez, sino la de la propaganda, esa que ellos se han inventado para señalar con el dedo a cualquiera que piense diferente, dígase Felipe González… o el que caiga.