Madrid | 19.05.2023 10:29
Juan Lobato (Madrid, 1984) era el candidato de Pedro Sánchez cuando ganó las primarias del partido en 2021 y fue nombrado secretario general de los socialistas madrileños. Fue justo después de las pasadas elecciones, en las que el PSOE regional cayó en picado, perdiendo 13 escaños y dejando el segundo puesto a Más Madrid.
Lobato era por entonces alcalde de Soto del Real, fue uno de los regidores más votados de la Comunidad de Madrid, en 2019 consiguió el 60% de los votos en un municipio tradicionalmente gobernado por el Partido Popular. Allí llevaba desde los 18 años, edad a la que entró como concejal de la oposición mientras se sacaba también sus estudios de derecho y administración de empresas y tiempo después las oposiciones a técnico de Hacienda. No fue su primer trabajo, antes fue albañil para conseguir dinero y poder irse de vacaciones a Cádiz con sus amigos.
Uno de los mensajes, líneas principales en las que gira su campaña es explicar a los madrileños que el PSOE es la única alternativa a Ayuso. Le gusta recordar que son un partido que tiene 60 alcaldes en la región, regidores que conocen las necesidades reales de la gente, una cualidad que siempre destaca y que une a la capacidad de gestión, solvencia y experiencia que, dice, tiene el partido.
El candidato socialista aboga siempre por el respeto y el sosiego, no solo en campaña si no en la vida política en general, huyendo de insultos y confrontaciones sin respeto. La falta de polémica ha sido quizá la culpable de que fuera uno de los candidatos más desconocidos, una tendencia que ha podido cambiar según apuntan algunas encuestas que señalan que su imagen ha subido entre 15 y 18 puntos desde diciembre
La política fiscal de Lobato ha generado controversia y alguna que otra polémica dentro del PSOE al estar alejada de la línea de Ferraz. Un perfil propio en materia fiscal que el candidato no ha querido abandonar y marca parte de su programa electoral, con una menor presión para Madrid, un tipo máximo del 22,5% en el tramo autonómico del IRPF para una base imponible a partir de 150.000 euros, una cuantía alejada del resto de autonomías socialistas.