El incendio del restaurante 'Burro Canaglia' el pasado viernes en la céntrica plaza de Manuel Becerra de Madrid tuvo su origen en una pizza flambeada, cuyas llamas se propagaron con rapidez por el techo y paredes del establecimiento. La cercanía del foco del incendio a la entrada del local, dificultaron la evacuación de las víctimas.
Hasta el lugar del suceso se desplazaron unas diez ambulancias y sanitarios del Samur-Protección Civil, Summa-112, Policía Municipal de Madrid y Policía Nacional.
Además, doce dotaciones de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid llegaron rápidamente desde el parque ubicado en la calle Rufino Blanco y rescataron del local a doce personas, clientes y trabajadores del restaurante, además de extinguir el incendio, cuyas llamas se han expandido por el exterior del establecimiento dejando una gran cantidad de humo en la calle.
"Nuestro tiempo de respuesta ha sido muy rápido, porque hemos salido la mitad de las dotaciones corriendo y la otra mitad con los vehículos" explicó el Jefe de guardia de Bomberos Madrid, Carlos Marín.
El DEVI de Policía Científica de la Policía Nacional realizó este sábado la inspección ocultar técnico policial del restaurante tras el incendio que provocó la muerte de dos personas y dejó una decena de heridos de diversa consideración.
El local de Manuel Becerra estaba decorado con plantas artificiales que cubrían el techo y las paredes. Un material altamente inflamable que facilitó que las llamas se propagasen por todo el establecimiento en cuestión de segundos.
Sobre esta cuestión, la ordenanza de Madrid recoge que los materiales de revestimiento de techo y paredes en locales de este tipo deben ser de "baja inflamabilidad".
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha explicado que todo estaba en regla "desde el punto de vista de la normativa". Aunque ha apuntado que los servicios municipales están estudiando "las condiciones de la autorización de la licencia" para comprobar si "cumplieron o no con las prescripciones" al incluir plantas artificiales muy inflamables a modo de decoración.
Otro de las factores que influyeron en la evacuación de los comensales es que el restaurante no contaba con salida de emergencia. En este aspecto, Almeida ha explicado que desde el punto de vista de la normativa "no era necesario" por las dimensiones del restaurante y por el número de comensales autorizado.
El local tiene capacidad para un centenar comensales, de los cuales 40 se ubican en una gran terraza exterior. En el momento del incendio había 30 personas en el restaurante, entre comensales y trabajadores.
La ordenanza municipal de Madrid señala que "cualquier edificio debe estar diseñado de forma que la evacuación total de la ocupación teórica máxima previsible se desarrolle en un tiempo igual o inferior a 10 minutos, excepto en los edificios calificados EGA (edificio de gran altura), los de uso sanitario con hospitalización, establecimientos penitenciarios y los calificados no evacuables".
Asimismo apunta que "son exigibles salidas opuestas y alejadas cuando en plantas bajo rasante la ocupación teórica del recinto supere las 50 personas y la altura de evacuación sea superior a 2 metros, cuando la altura de evacuación descendente sea igual o superior a 28 metros y cuando la ocupación máxima teórica previsible sea igual o superior a 100 personas".