La madrugada del 31 de octubre al 1 de noviembre de 2012 tuvo lugar uno de los sucesos que más ha conmocionado a la sociedad española durante la última década: la tragedia del Madrid Arena que costó la vida a cinco jóvenes.
Más de 16.500 personas se encontraban en este recinto, un sobre aforo que terminó en tragedia. En el juicio se supo que la apertura de un portón de carga permitió el acceso de miles jóvenes, lo que saturó la pista central y los pasillos de evacuación. En uno de estos pasillos se produjo la avalancha mortal que acabó con la vida esa misma madrugada Rocío Oña, Cristina Arce y Katia Esteban, todas de 18 años. Semanas más tarde fallecieron en el hospital Belén Langdon, de 17, María Teresa Alonso, de 20.
Siete personas fueron condenadas en septiembre de 2016 por su presunta responsabilidad en la muerte de las cinco jóvenes, entre ellas el empresario Miguel Ángel Flores, dueño de la empresa que organizó la fiesta, que quedó en libertad en 2020 tras cumplirse los cuatro años de condena por cinco delitos de homicidio por imprudencia grave y 29 delitos de lesiones por imprudencia grave.
Cuatro cargos del ayuntamiento dimitieron como consecuencia de la tragedia, entre ellos el concejal de seguridad, Pedro Calvo, y el que fuera vicealcalde de Madrid, Miguel Ángel Villanueva. Desde entonces el consistorio reforzó las exigencias en seguridad para celebrar este tipo de eventos.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida mandó un mensaje de apoyo a las familias "que sepan que el Ayuntamiento está con ellos, que los apoyamos, que entendemos sus sentimientos y que trabajamos duramente, como no podía ser de otra manera, para que no se vuelva a producir una situación de estas características, para que una noche de fiesta no se convierta en una tragedia".