30ytantos: Cuando la mente no te deja adelgazar
En esto de adelgazar hay muchos factores que condicionan el éxito o fracaso de nuestro objetivo. ¿Cuántas veces hemos comido simplemente por aburrimiento o por ansiedad? Factores, que nada tienen que ver con los nutricionales y que se esconden en un rincón de nuestra mente.
Miedo a morir de hambre, miedo a miradas de deseo, miedo a decir NO, miedo a ofender a nuestros padres… Miedos que influyen en la ingesta diaria. Hoy en el 30ytantos libro en mano hablamos de esos aspectos psíquicos que bloquean nuestras ganas de perder peso.
El libro se llama Doctor, ¿Por qué no puedo adelgazar? de las psicoanalistas Pilar Rojas y Alejandra Menassa responsable del área de Salud Mental de la Clínica Medicina Integrativa.
En torno a la comida se gestan negocios, se arreglan o agravan problemas familiares, se empiezan relaciones sentimentales.
La comida está relacionada con el amor… por eso tantas demostraciones en navidad y tantos padres y abuelos que sobrealimentan a los niños.
Muchas veces a la mesa se sienta además del hambre, las emociones y hay que saber diferenciar entre el hambre fisiológica que solo se calma con alimentos y el hambre por angustia y ansiedad que se calma momentáneamente con alimentos. Por ejemplo hay mujeres que comen desmesuradamente porque indirectamente quieren cubrirse con algo que las haga invisibles, adolescentes que se visten con ropa muy holgada y que no quieren luchar contra el sobrepeso para huir de las miradas de los chicos. O mujeres adultas que se dejan de cuidar y engordan para evitar ser cuestionadas, miradas, deseadas y no verse tentadas por el exterior. Ya ve que puñetera es la mente. Engordo para acallar voces que puedan sugerir una infidelidad, para no provocar celos a mi pareja o simplemente para bloquearme ante estímulos externos. Como se explica en el libro, hay poderosos factores que terminan siendo los causantes de que fracasemos cuando nos proponemos adelgazar.
Muchas veces detrás de una obesidad hay una depresión, otras hay un trastorno de ansiedad o angustia. Y pocos son los profesionales y los libros que abordan el sobrepeso desde la perspectiva del psicoanálisis. Son casos en el que el aspecto emocional es determinante. Ansiedad y angustia se pueden manifestar con atracones. No en vano la depresión a veces cursa con bulimia o con apetencia exagerada de dulces.
Hay otras cuestiones psíquicas que influyen en la ingesta diaria como por ejemplo una sobrealimentación de pequeños a manos de unos padres que pasaron el hambre de la postguerra, o que simplemente seguían el principio que reinó en este país de que la delgadez era síntoma de enfermedad y la gordura de salud.
También la manera de alimentarte de adulto tiene que ver con esa relación entre la comida y el amor.
Entre la comida y el amor o entre la comida y el sexo. No hago el amor pero asalto la nevera, que es otra forma de satisfacción que sustituye al acto sexual. Casos de timidez para iniciar una relación, de frigidez, de impotencia… que conllevan a un sobrepeso.
A veces hay que tratar los problemas psicológicos que no nos dejan adelgazar antes de poner una dieta hipocalórica que con total seguridad estará abocada al fracaso.
Qué duda cabe de que mucha gente calma la ansiedad comiendo. Muchas personas son incapaces de poner punto y final a una comida o decir basta, porque son personas inseguras que tampoco saben decir NO a nada.
Hombres y mujeres que no saben afrontar los problemas de otra manera que no sea comiendo, ni proporcionarse placer si no es comiendo o bebiendo por encima de prescripciones médicas y de su propia salud. Placer o refugio que hay que sustituir por otro. Una alternativa que convirtamos en una nueva costumbre más sana.
Los humanos terminamos disfrutando de cualquier cosa que repetimos. Y hay que aprender a renunciar porque también con eso se disfruta. Renunciar a comer de más, te da una satisfacción de haber conseguido la meta. Como insisten en médicos y psicólogos en este libro, cuando queremos conseguir un peso saludable y nos cuesta, tenemos que revisar nuestra relación con la comida porque probablemente el problema no esté en la mesa.
También a veces comemos de más por puro aburrimiento. Algo que responde a otro tipo de hambre, el de compañía.
Y otras, comer es una huida, incluso una forma de autolesionarse.
La angustia y la ansiedad no van a desaparecer nunca pro si puedes aprender a responder diferente frente a ella, solo tienes que buscar la ayuda adecuada.
Si necesitas más información aquí me encuentras: 30ytantos@ondacero.es
@30ytantosondacero
www.facebook.com/pepagea
www.linkedin.com/pub/pepagea
Mil besos