El Bar Santos, uno de los más tradicionales del centro de Madrid, cierra tras más de 60 años
Cinco generaciones de parroquianos han tomado el aperitivo en este bar de la plaza de Santiago, en el corazón del Madrid de los Austrias.
Cinco generaciones han tomado el aperitivo en el Bar Santos de la Plaza de Santiago, en el corazón del barrio madrileño de los Austrias. Pero este mes de junio, Silvanio, su propietario -siempre con el trapo de cocina al hombro- se ha jubilado, echando el cierre definitivo a más de sesenta años de historia, de cañas, de cubatas, de finales de Champions y de Liga…
Seis décadas de un enorme ventanal a través del cual el barrio se ha ido transformando con los tiempos: de populosa y animada zona en los 70 a negro túnel en los 80 (con la proliferación de la heroína) hasta llegar al esplendor actual, fruto de la peatonalización, el boom turístico y la reapertura del cercano Mercado de San Miguel.
50 años detrás de la barra
Silvanio entró de chaval, a los 15 años, a trabajar en el Bar Santos, entonces regentado por Julián, querido tabernero del barrio del que rápido aprendió el negocio. Ahora, medio siglo después, cuelga las botas para disfrutar del merecido descanso. Un descanso que, sin embargo, deja huérfano de barra a centenares de parroquianos que se han dejado miles de horas allí.
A lo largo de estas décadas, los padres han tomado el aperitivo, acompañados de sus hijos que, a su vez, han seguido haciendo lo mismo con sus vástagos. En todo este tiempo, ha sido común ver en el Santos a familias completas con niños, padres, abuelos e, incluso, bisabuelos.
En el Santos se ha celebrado todo lo bueno que ha ocurrido en este pequeño pueblo que son la calle y plaza de Santiago, encajado en el centro histórico de Madrid: bodas, nacimientos, cumpleaños, victorias deportivas, despedidas de soltero… Y también se ha llorado: la muerte de cualquiera de los vecinos se ha llorado en el Santos.
Atentado de la Plaza de Ramales
El final de los 80 y principios de los 90 fueron de plomo, cristales y sangre en el centro de Madrid. La banda asesina ETA extendió su manto criminal y fúnebre: plaza de la Cruz Verde, calle Preciados, Puente de Segovia o plaza de Ramales fueron algunos de los escenarios castigados por las bombas.
Precisamente, ésta última, la plaza de Ramales está a escasos metros de la puerta del Bar Santos. Un fatídico día de 1994 un coche bomba acabó con la vida del teniente general Francisco Veguillas, el conductor Joaquín Martín y el tramoyista de la compañía Los Ballets de Madrid; este último, muy conocido en el Santos.
La detonación rompió en mil pedazos la cristalera del bar. Domingo, histórico camarero del establecimiento, trabajaba a esa hora junto a ella, en la plancha. La suerte hizo que dos segundos antes se fuera al otro lado de la barra a poner un café. Podía haber sido el cuarto asesinado. Este atentado marcó un antes y un después en la vida del Bar Santos y en el barrio.
Silvanio se jubila, el Bar Santos cierra y el Madrid de los Austrias pierde uno de sus locales más castizos y tradicionales. Un bar de verdad, de los de antes, de los de siempre.