Preocupación creciente por el bienestar emocional de los adolescentes
La psicopedagoga Lola Álvarez detalla en su último libro "¿Qué me he perdido?" las conductas comunes entre los adolescentes y asesora a padres y madres para mejorar su enfoque educativo
En una sociedad cada vez más interconectada y en constante evolución, el bienestar mental de los adolescentes emerge como una preocupación creciente. A través de su obra "¿Qué me he perdido?" (Planeta), la pedagoga y psicoterapeuta Lola Álvarez nos da las respuestas fundamentales sobre cómo afrontar los problemas de salud mental en la adolescencia, con el objetivo de comprender qué pasa por la cabeza de nuestros hijos, empatizar con ellos y ayudarlos a superar esta etapa complicada de sus vidas.
La autora comparte sus investigaciones sobre la salud mental de los jóvenes, destacando un aumento alarmante en los problemas psicológicos entre este grupo demográfico en los últimos años. "Los estudios muestran un incremento preocupante en el barómetro de salud mental de los adolescentes", afirma Álvarez quien describe cómo los cambios sociales y las presiones modernas están afectando la capacidad de los adolescentes para gestionar sus emociones.
Según la autora, "la salud mental está estrechamente ligada a la dinámica familiar y a cómo se gestionan las situaciones". Por ello, el libro también resalta los desafíos específicos que enfrentan los padres en este entorno en constante cambio; las transformaciones en las dinámicas familiares; o como la pérdida de empleo y los traslados pueden tener un impacto profundo en el bienestar de los adolescentes.
Además, Álvarez aborda el papel de las redes sociales en la percepción de la salud mental, destacando cómo la sobreexposición puede distorsionar la realidad y fomentar una cultura de autodiagnóstico. "Antes se podía admirar a una figura remota sin conocer los detalles de su vida, pero ahora las redes sociales nos llevan a conocer todo sobre los demás como si fueran amigos íntimos", afirma.
"¿Qué me he perdido?" ofrece una mirada crítica pero alentadora sobre estos desafíos, instigando a los padres a comprender y aceptar las diferencias de sus hijos adolescentes. En este sentido, Álvarez promueve la comunicación abierta y el acompañamiento activo como herramientas clave para mejorar el bienestar mental juvenil.