Jesús Quintero, memoria de un silencio
El libro “Memoria del silencio: El mundo desde la colina” recoge las principales entrevistas del periodista, de la mano de sus hijas Andrea y Lola Quintero
El mundo de la televisión, y de la radio, ha cambiado de forma considerable en las últimas décadas. La celeridad, la inmediatez, la falta de tiempo, la necesidad de llenar cada segundo ha alejado de los medios una forma única de entretener y comunicar, la del espacio, las respiraciones, la de pensar antes de hablar. Una forma de comunicar qué tiene nombre propio: Jesús Quintero.
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Un año después de que nos dejará el comunicador y periodista, se publica “Memoria del silencio: El mundo desde la colina”, una obra de la editorial Planeta, que recopila algunas de sus mejores entrevistas y material exclusivo. Un libro amadrinado por sus dos hijas, Andrea y Lola Quintero.
Recuerda Lola Quintero el cariño de su padre hacia sus entrevistados, “no sólo por los grandes personajes como Rocío Jurado, también por aquellos a los que recogió de la marginalidad”. Personajes peculiares que conoció en las calles de Andalucía y por los que mostraba el mismo interés en escuchar y en que se sintieran escuchados. A los que, recuerda Lola Quintero, llamaba ‘Ratones coloraos’ o ‘El perro verde’.
Destaca su hija la capacidad de Quintero de unir a todo tipo de gente, de agradar a audiencias de diferentes lugares, gustos, orígenes; con cualquier tipo de ideología, de derechas, izquierdas, progresistas, republicanos o monarcas. “Esto es algo que hoy en día, afirma, muy pocos periodistas pueden conseguir”.
“Los últimos años de Jesús Quintero fueron lejos de los focos”, recuerda Lola Quintero. Su salida, que califica de triste, e insiste que “se debió al hecho de querer ser fiel a sus principios, a una forma de entender la televisión única y no querer cambiarlo”. Explica cómo su padre fue poco a poco arrinconado por los medios y, en este sentido, asegura que “no llevó mal este olvido, lo que llevó peor fue alejarse de su público”.
Aun así, deja en el aire una cuestión: ¿Cuánto tiempo podemos pedir a nuestros grandes comunicadores, artistas, estar en escena?, en el caso de Jesús Quintero, recuerda, “fueron muchísimos años, y siempre en lo más alto”. Lola Quintero explica que “mi padre quería dejar espacio para las nuevas generaciones, para nuevos talentos”.
Una persona imposible de ubicar, en quien se han visto reflejadas personas de derechas y de izquierdas, algo que llevó a Lola Quintero a creer que no era de este mundo. En este sentido, en el epílogo del libro “Memoria del silencio: El mundo desde la colina”, Lola Quintero compara a su padre con Willy Wonka, y su plató como la fábrica de chocolate.
“Unos programas que iban más allá de la palabra, que tenían una música especial, una escenografía propia, y su propio sonido. Un hombre de radio, con su peculiar micrófono dorado”. Todo ello, explica Lola Quintero, creaba una atmósfera mágica, tanto para el espectador como para el entrevistado.