El despertador, ese gran enemigo
Ethan López, nuestro experto en objetos vintage, nos habla de uno de los accesorios que más odiamos, el despertador.
Catalunya |
Si hay un sonido insoportable es el de nuestro despertador a las 7 de la mañana. Sin embargo, también debemos reconocer que es un elemento indispensable en nuestras vidas si queremos llegar puntuales al trabajo o a cualquier otro compromiso.
¿Cuál es el origen de este endiablado invento?
Aunque parezca mentira, el primer sistema data del 250 a.C. Fueron los griegos los que idearon un sistema que consistía en un pájaro mecánico que sonaba cuando la marea subía de nivel, lo que sucede cada 12 horas.
También se utilizaban velas colocadas en recipientes con clavijas y que al consumirse las liberaban e iban cayendo en un plato metálico generando un ruido que despertaba al interesado.
Como no podía ser de otra manera, también el gran Leonardo Da Vinci creó su propio diseño que consistía en un plato redondo sostenido por un tubo. En el otro extremo había un plato con agua. Cuando uno de los extremos se llenaba, el tubo de movía y una cuerda atada al tobillo de la persona le despertaba.
Despertadores actuales
El inicio de los despertadores tal y como los conocemos hoy en día data de 1787 cuando Levi Hutchins colocó una palanca en el número 4 del reloj para que cuando la manecilla llegara a esa hora sonase una campana.
De ese diseño a la alarma que suena cada mañana en nuestro teléfono móvil ha habido muchos cambios pero la finalidad siempre ha sido la misma, despertarnos cuando estamos en el mejor momento.