El alto coste medioambiental y energético de la inteligencia artificial
Las infraestructuras digitales consumen grandes cantidades de energía, aunque no siempre lo percibamos.
Los proyectos de inteligencia artificial sostenible buscan reducir su impacto ambiental en un entorno dominado por grandes corporaciones.
Es importante que la población entienda los costes reales y el impacto de estas tecnologías en el medio ambiente.
El alto coste medioambiental y energético de la inteligencia artificial amenaza la sostenibilidad del futuro
En los últimos meses, el auge de la inteligencia artificial (IA) ha acaparado titulares, pero pocos son conscientes del elevado coste energético que conlleva cada vez que utilizamos estas tecnologías. "Cuando decimos que algo está en la nube, parece algo etéreo, pero en realidad son servidores que consumen mucha energía", afirma Verónica Bolón, profesora de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial en la Universidad de La Coruña, en una entrevista en el programa Nits de Ràdio, de Onda Cero Catalunya.
Cada vez que interactuamos con un sistema de IA, no solo se consume la energía del dispositivo desde el que hacemos la consulta, sino que, en su entrenamiento, los algoritmos han empleado una enorme cantidad de recursos. "GPT-3, por ejemplo, durante su entrenamiento, consumió tanta energía como 126 hogares daneses en un año", añade Bolón, subrayando la magnitud de este gasto energético que se suele pasar por alto.Además del consumo energético asociado al procesamiento, otro factor clave es la refrigeración de los centros de datos, que necesitan disipar grandes cantidades de calor, con la consiguiente necesidad de uso de recursos hídricos. "Algunos centros de datos se quieren instalar en zonas con escasez de agua, lo que genera un impacto negativo adicional", explica la investigadora.
Esto plantea la pregunta de si este crecimiento exponencial es realmente sostenible.Frente a este panorama, surge el concepto de la inteligencia artificial verde, que busca ser más respetuosa con el medio ambiente. "Estamos buscando alternativas para que sea posible entrenar modelos de IA en ordenadores más pequeños, lo que reduciría su huella de carbono", señala Bolón, quien enfatiza la importancia de encontrar un equilibrio entre el avance tecnológico y la sostenibilidad.Sin embargo, la experta advierte que este cambio no depende solo de los investigadores, sino también de la concienciación ciudadana y la inversión en proyectos que promuevan un uso responsable. "Deberíamos implementar una etiqueta que indique el consumo energético de las IA, similar a las que hoy en día encontramos en productos de consumo", sugiere, comparando el uso de IA a consultar vuelos con huella de carbono incluida.
La solución, obviamente, también pasa por la educación. "Es crucial que desde el colegio se enseñen conceptos de informática y se incluya la inteligencia artificial en el currículo, porque esta tecnología será parte de nuestro futuro", concluye Verónica Bolón, abogando por un enfoque que combine sostenibilidad, concienciación y preparación de la sociedad para un futuro cada vez más digital.