Los comités e inversores del grupo Siro llegan a un principio de acuerdo para salvar la empresa
Los comités del grupo Siro han llegado a un principio de acuerdo con el grupo inversor para evitar que se cierren las plantas de esta empresa de galletas en Castilla y León
Los comités de empresa de Cerealto Siro han alcanzado esta madrugada un principio de acuerdo con el grupo inversor para evitar que se cierren las plantas de esta empresa en Castilla y León.
El acuerdo se ha producido sobre las tres de la madrugada de este viernes durante la reunión con la ministra de Industria, Reyes Maroto, y el director general de Industria, Galo Gutiérrez, en la que también ha estado presente la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones, y los fondos de inversión.
El acuerdo se someterá a la votación de los trabajadores
La delegada del Gobierno en Catilla y León, Virginia Barcones, aseguró que el acuerdo se explicará a los trabajadores con mayor profundidad en sendas asambleas que se celebrarán el próximo sábado y se someterán a votación en las plantas que proceda.
Las asambleas se celebrarán en los centros de trabajo de Aguilar de Campoo y Venta de Baños, en Palencia, y Toro, en Zamora, y a las que asistirá Reyes Maroto.
Acuerdo alcanzado
El acuerdo será el mismo para todas las factorías del grupo y supone una mejora salarial de un 8% y el compromiso de un importante plan industrial en Castilla y León.
Los representantes de los trabajadores aseguran que seguirán trabajando hasta encontrar una solución a este conflicto y que, tras la reunión en el Ministerio, ven una esperanza para "salvar" sus puestos de trabajo después de que Cerealto Siro decidiera paralizar la actividad en todas sus plantas de Castilla y León y dejar de abonar las nómina de mayo por falta de liquidez.
La multinacional lleva meses negociando con los comités de empresa de sus centros de trabajo en España un plan de mejora de la competitividad, que empeoraba las condiciones laborales de los trabajadores, como paso previo a la entrada del fondo norteamericano Davidson Kempner y del turco Afendis en su accionariado para inyectar capital a la empresa que acumula una deuda cercana los 300 millones de euros.