Mediante técnicas de phising telefónico engañó a la víctima que vive en una comarca de El Bierzo para que le diera dinero, hasta sumar la cantidad de unos 15.000 euros.
Al acusado le constaban más de 27.000 llamadas al año para captar víctimas. En este caso entabló conversación telefónica con la mujer, valiéndose de su estado de vulnerabilidad, al ser una persona de avanzada edad que vivía sola. Tras ganarse su confianza, continuando el engaño, la convenció para que poco a poco ella le fuera dando dinero, inventándose él que se encontraba en situaciones ficticias de extrema necesidad.