Cuenca |
Doña Virginia murió sola y sin familia directa en 2014, a los 86 años en una de sus viviendas cerca de la Carrera de San Jerónimo de Madrid.
Ese piso, de gran valor en el mercado, ahora está alquilado y sus rentas se destinan a la Fundación Pérez Buendía, igual que la cartera de valores que dejó y otras propiedades inmobiliarias.
En su momento, el Ayuntamiento de Valverde estimó que su patrimonio superaba los tres millones de euros.
Y su testamento lo dejó muy claro: todo su legado se tenía que gestionar a través de una Fundación para otorgar becas educativas a los niños de Valverde.
El único requisito era haber nacido y residir en la localidad.
Así se ha hecho desde el año 2016, cuando se puso en marcha, según ha explicado en Onda Cero el actual alcalde de Valverde, Eduardo Mena, quien ha detallado que financian libros de texto, tabletas, clases de refuerzo y de inglés, módulos formativos y enseñanzas superiores en la Universidad gracias al patrimonio.
Becas que se otorgan sobre todo a los niños con menos recursos, aunque también se tienen en cuenta los resultados académicos.
Cada año destinan unos 70.000 euros para estas becas, que han ayudado a decenas de estudiantes del municipio.
Del actual patronato de esta fundación benéfico-educativa forma parte el alcalde, el párroco, el juez de paz y otras cinco personas de distintos oficios, como doña Virginia estableció.
Virginia Pérez Buendía perteneció a una familia que arrancó con un molino de harina y actividades agroalimentarias.
Valverde de Júcar es una localidad de un millar de habitantes que en estos momentos tiene unos 70 alumnos en Infantil y Primaria.