Ciudad Real |
Este lunes 11 de marzo se conmemora el 20 aniversario de la tragedia del 11-M. Este mismo día pero del año 2004 varias bombas colocadas en cuatro trenes de cercanías de Madrid hicieron explosión a primera hora de la mañana y de manera consecutiva. Un atentado terrorista cuyo balance final fue de 193 muertos y unos 2.000 heridos.
De la provincia de Ciudad Real hubo cinco fallecidos. El daimieleño José López Menchero, subteniente de Caballería, de 44 años; María Dolores Fuentes, natural de Castellar de Santiago, tenía 29 años; el tomellosero Florencio Aguado, de 60 años de edad; Ana Isabel Gil Pérez, de Almadén, de 29 años; y Encarnación Mora, natural de Granátula de Calatrava.
María González Monroy, testigo de los atentados
En Onda Cero Ciudad Real hemos conocido el relato de María González Monroy. Es vecina de Puertollano y en el día de los atentados vivía en un piso de la calle Téllez, justo en frente de la vía donde explotó una de las bombas. Por aquel entonces ella estudiaba en Madrid, tenía 24 años y dice que el recuerdo de lo que pasó ese día siempre está muy presente.
Se encontraba en la cama, hacía unos minutos le sonó el despertador y de repente oyó una explosión, “el ruido fue atronador”, y después hubo “un silencio absoluto”.
Pensó que efectivamente era una explosión o un atentado, “el olor que había no era normal”. Los cristales de su ventana saltaron por los aires. Y en ese momento no fue consciente que incluso trozos del fuselaje del tren habían entrado por la ventaja y reventaron la persiana. Es más, un trozo de metal se clavó en el armario de su habitación.
Cuando se asomó por la ventana vio a mucha gente salir del tren sin saber que había pasado. La explosión había partido por la mitad el convoy y la gente salía como podía.
"Una pesadilla"
“Era una pesadilla”, señala María. Recuerda que poco después ella y la mayoría de los vecinos que residían en la urbanización salieron para auxiliar a los heridos. Llevaron mantas porque ese día hacía bastante frío.
Poco después fueron desalojados de la zona y tuvieron que volver a casa porque podía haber más explosiones. “Fue un día de mucho caos”, cuenta esta puertollanense, quien asegura que gracias a que se quedó en la cama unos minutos más, las consecuencias no fueron tan graves para ella, aunque necesitó asistencia médica.
María asegura que 20 años después de esos atentados lo único que desea es que no se vuelva a repetir algo así, “que la violencia por nada o por ideales no debería ser así, y menos una masacre como aquella, personas inocentes que no toman partido por nada.”