Los investigadores pudieron determinar que el modus operandi con el que actuaban era siempre el mismo; accedían al establecimiento en horario nocturno y tenían repartidos perfectamente los roles de cada uno: la mujer comprobaba que no había ningún cliente en el interior y realizaba labores de vigilancia en el exterior de los locales, alertando al que accedía al interior en el caso de que apareciera alguien, según ha informado la Policía Nacional en nota de prensa.
El varón que accedía al interior, lo hacía con gran violencia, intimidando al encargado del local, bien con un arma blanca (cuchillo) o con una pistola, y actuaba cubriendo casi completamente su cabeza y rostro para evitar ser identificado, utilizando siempre guantes para evitar dejar huellas que pudiesen delatarlo.
Una vez se hacía con la recaudación diaria del establecimiento (en ocasiones se llevaban también tabaco y otros productos del local), emprendían la huida y, para ello, el otro varón esperaba preparado en el exterior para huir a gran velocidad.
Tras tener conocimiento de los hechos a través de las denuncias interpuestas por las víctimas (aunque alguno de los hechos no fue denunciado) se inició la investigación, esstableciéndose un arduo dispositivo de vigilancia por parte de la Policía Nacional, que culminó con la plena identificación de los presuntos autores, interviniéndose las armas utilizadas en los robos, un cuchillo y una pistola que resultó ser simulada, así como las ropas utilizadas por uno de los autores para cometer los hechos.