“Pude acabar con ETA, pero no pusieron todos los medios y no me dejaron seguir adelante”. Son palabras de Mikel Lejarza, alias “El Lobo”, el espía más importante en la historia de España cuyas memorias y operaciones de espionaje se han recogido en el libro “Yo confieso” que a las 19:00 de hoy será presentado en la librería Serendipia de Ciudad Real.
Ciudad Real | 11.04.2019 14:52 (Publicado 11.04.2019 06:00)
El propio Lejarza intervendrá en este acto, en el que también estará el otro autor del libro, Fernando Rueda. Antes, “El Lobo” ha pasado por los micrófonos de Onda Cero Ciudad Real.
Ha dicho que decidió dar el paso hacia adelante y contar su vida de 45 años de espía para poner en valor el trabajo que hacen los conocidos como “agentes negros”.
Lejarza ha participado en numerosas operaciones de espionaje, aunque por la que más se le conoce es por su infiltración en ETA, en 1.974.
Consiguió desarticular la cúpula y muchos miembros de la banda terrorista fueron detenidos. Asegura que pudo terminar con ETA, pero no pudo por diversos motivos.
A raíz de esta operación, ETA puso precio a la cabeza de “El Lobo”. Tuvo que cambiar de identidad y de aspecto físico.
Llego a ser el jefe de la infraestructura de la banda terrorista y siempre pensó en llegar hasta la cúpula de ETA para acabar con ella.
Mikel Lejarza ha tenido que ver y escuchar muchas cosas duras, aunque tal vez lo más crudo fue oír a los etarras como se reían tras asesinar a tres personas que las confundieron con policías.
“El Lobo” ha reconocido que durante su infiltración en ETA tuvo períodos duros y algunas veces se sentía solo y abandonado. Asegura que no tenía miedo pero sí mucha precaución.
PNV Y OTEGUI
Mikel Lejarza afirma que el PNV ha sido el que ha manejado los hilos de la banda terrorista y ha sido el partido político que ha sacado más rentabilidad con ETA.
Y en cuanto a Arnaldo Otegui, asegura que cada vez que lo oye, siente pena.
“El Lobo” ha manifestado que lo que se habla ahora sobre las cloacas del Estado no tiene nada que ver con lo que él hizo cuando se infiltró en ETA.
Lejarza dice que mereció la pena lo que hizo, a pesar de que ha habido momentos difíciles, pero indica que le queda la satisfacción del deber cumplido.