Por supuesto el aspecto más importante a considerar son las decenas de miles de muertos en España y los millones de contagiados muchos de los cuales arrastran secuelas importantes para los que el recuerdo sentido es lo principal como lo es hacia los millones de parados, trabajadores y comerciantes cuya ruina económica es terrible.
Pero desde nuestro ámbito, los Derechos de los Consumidores ha supuesto también una vorágine, un terremoto brutal sin precedentes. Cierres, cancelaciones, suspensiones, prestaciones interrumpidas, compromisos incumplidos y hasta incumplibles, marejada normativa.
A diferencia de otras crisis en Consumo en el pasado que se referían a un sector o una actividad como las academias de inglés, establecimientos dentales, cierres aéreos, etc. Esta vez ha sido la totalidad de la población la afectada y la práctica totalidad de sectores económicos los que han visto generar problemas de índoles consumidora sin que en muchos casos haya un culpable pero sí unos, muchos perjudicados que han visto cómo lo que habían pagado por bienes y servicios quedan en un limbo porque no reciben ni prestación ni el retorno del dinero.
En este marco, las OMICs han continuado prestando un gran servicio, han mantenido su actividad incrementada exponencialmente, dejando su marca de Servicio Público Gratuito, muy competente en lo técnico y cercano en lo personal.
Las OMICs han sido el faro al que muchos ciudadanos han acudido presencial cuando se podía y por medios electrónicos siempre, para conocer sus derechos y tratar de recibir la orientación y mediación necesarias de forma gratuita, en un entorno jurídico alocado con una catarata de normativas, en ocasiones contradictorias, confusas y cambiantes.
Mirando hacia el futuro con ilusión, celebremos este día, no con la alegría que los fallecidos nos impiden tener pero si con la confianza de que los consumidores tienen quién les defienda de sus derechos, siendo un medio público, objetivo, independiente y cercano al ciudadano.