Muere una mujer que recibe la eutanasia. Asegura "no aguantar más su cuerpo" a pesar de gustarle vivir
Doerte Lebender era una mujer afectada por una esclerosis múltiple progresiva que falleció este miércoles en su domicilio de Ibiza. "No quiero vivir así 20 años más. Mi cabeza funciona, mi cuerpo no".
Doerte Lebender, alemana de 59 años de edad y enferma de esclerosis múltiple, falleció este miércoles tras serle practicada la eutanasia en su propio domicilio, situado en el centro de Ibiza. Lebender padecía una enfermedad neurológica degenerativa y progresiva, que le afectaba al sistema nervioso central desde que tenía 24 años, aunque no empezó a manifestarse gravemente hasta hace una década.
Tras entrar en vigor el pasado 25 de junio la Ley Orgánica 3/2021, aprobada el 24 de marzo, de regulación de la eutanasia, Lebender presentó el 18 de julio la solicitud oficial para que le fuera concedido el "servicio de ayuda para morir", al entender que se encontraba dentro de los supuestos prescritos en esa legislación: "Padecimiento grave, crónico e imposibilitante o por enfermedad grave e incurable causantes de un sufrimiento físico o psíquico intolerables", la comisión de garantía y evaluación comunicó el pasado 21 de septiembre a la paciente que aceptaba su petición.
"Morir dignamente y sin sufrimiento"
Labender rechazó recibir la eutanasia en Suiza porque "aquello es una máquina de matar. Pagando" y ella quería hacerlo "legalmente".
"Ya he sufrido mucho, quiero irme. No es que no quiera vivir, me gusta vivir, es que ya no aguanto más este cuerpo", explicó semanas antes al 'Diario de Ibiza'. Labender decidió que el diario mencionado contara su historia, los motivos que la impulsaban a acabar así con su vida y, sobre todo, aclarar que lo que iba a hacer no era, insistía una y otra vez, un suicidio, sino un derecho básico del ser humano: morir dignamente y sin sufrimiento.
Un testimonio solidario
"Debe publicarse mi historia porque muchas personas no entienden la eutanasia, no la aceptan. Quiero dar testimonio. Quiero ayudar a quienes tienen dudas sobre si es bueno o no optar por morir de esta manera. Ante todo es una decisión difícil. Una cosa es hablar de esto, otra es vivirlo".
Lebender escogió el día para morir, aunque ella tal y como cuenta, prefería usar otras palabras, como marcharse o viajar: el "gran viaje", tenía que ser el 27 de octubre. Por tener un siete y por ser miércoles. Su número y su día favoritos.