Una gorra blanca, sentada sobre una figura alta y espigada, lidera al grupo que persigue al polaco Dawid Tomala entre las avenidas de Sapporo. Quedan apenas cinco kilómetros para la meta y es entonces cuando empieza la prueba de verdad, el momento en que el cuerpo se mueve casi por inercia y es la cabeza quien tiene que poner el resto. Ahí va Marc Tur, ibicenco de Santa Eulalia, de 26 años, marchando a una velocidad a la que algunos no conseguimos ni correr, con una técnica que acompasa los brazos, las caderas y unos pies siempre en contacto con el asfalto. Quedan dos kilómetros y le viene a ver el hombre del mazo: pierde la segunda plaza, se quita la gorra y se agarra como buenamente puede a sus opciones de medalla. A cada paso que da va perdiendo esa técnica depurada y acompasada. Ya solo quedan 200 metros y se materializa la tragedia. En el último suspiro Marc, ya sin fuerzas y algo desorientado, pierde el bronce ante el canadiense Evan Dunfee. Sus primeros Juegos Olímpicos y los últimos de los 50 kilómetros marcha, la prueba más larga del atletismo, que dejará de ser disciplina olímpica en París 2024, los cierra rozando la medalla y con la promesa de dar mucha guerra de aquí en adelante.
Así fue la última carrera de Marc Tur, diploma olímpico en 50 kilómetros marcha en estos Juegos de Tokio, quien este miércoles será homenajeado en su ciudad natal. El atleta cuenta su experiencia en Onda Cero.