ALCOHOL

Salud del Principado promueve una campaña para reducir el consumo de alcohol en las fiestas del verano

Piden la colaboración de ayuntamientos y organizadores

Europa Press

Oviedo |

Salud del Principado promueve una campaña para reducir el consumo de alcohol en las fiestas del verano | Principado

La Consejería de Salud ha puesto en marcha, por segundo año consecutivo, la campaña de prevención del consumo de alcohol entre niños y adolescentes durante las fiestas locales. La iniciativa pretende advertir a las familias y los jóvenes, así como al conjunto de la sociedad, sobre la importancia que tiene la abstinencia para la salud presente y futura de los menores.

Bajo el lema 'En nuestras fiestas, a menores de edad, ni gota de alcohol', Salud se dirige a las corporaciones locales y asociaciones de festejos interesadas en transmitir el mensaje para las fiestas locales, con la divulgación en bares, restaurantes, comercios, recintos y los praos de las fiestas.

El director general de Salud Pública y Atención a la Salud Mental, Ángel López, ha presentado la campaña en el concejo de Parres junto al alcalde, Emilio García Longo. La campaña de sensibilización cuenta ya con la adhesión de Parres, Villaviciosa, Gijón, Avilés, El Franco, Cangas de Narcea, Belmonte de Miranda, Grandas de Salime y Boal.

Los concejos disponen de diferentes materiales como pancartas, póster y pegatinas en colores llamativos en castellano, asturiano (Nes nuestres fiestes, a menores d'eda, nin gota d'alcohol) y en eonaviego (Nas nosas festas, a menores d'eda, nin gota d'alcohol). El año pasado participaron 15 concejos.

Según la Encuesta sobre uso de drogas en enseñanzas secundarias en España (Estudes), el alcohol es la sustancia psicoactiva más extendida entre los estudiantes de 14 a 18 años. La edad de inicio del consumo de alcohol en España se sitúa en los 13,7 años, siendo un "predictor de una posible dependencia en la edad adulta".

En Asturias, la prevalencia del alcohol es ligeramente superior a la que se registra en el conjunto del país, prácticamente en todos los tipos de consumo y en todas las edades. Así, el 77,2% de los menores de edad encuestados reconocían haber consumido alcohol alguna vez en la vida. El 75,5% lo han hecho en el último año y el 58,7% en el último mes. Por sexos y en todas las franjas de edad, la mayor prevalencia de consumo se da en las chicas que en los chicos.

Actualmente existe el denominado "consumo recreativo" del alcohol, una tendencia por la que se tiende a normalizar esta sustancia como articulador del tiempo libre y de carácter social de los jóvenes. En este sentido, el 47,7% de los alumnos de 14 a 18 años de Asturias se ha emborrachado alguna vez en la vida, porcentaje que es similar al de España, establecido en 47,5%. Según el sexo, las chicas se emborrachan en mayor proporción que los chicos (52% frente al 44%), brecha que también se observa a nivel nacional.

La edad tiene una fuerte influencia sobre esta variable. Así, dos de cada diez estudiantes de 14 años del Principado se ha emborrachado alguna vez, mientras que dos años más tarde, a los 16 años, ya son cerca de seis de cada diez (58,7%) y se acerca a ocho de cada diez (77,5%) a los de 18 años.

La evidencia científica acredita que el consumo de alcohol en edades tempranas, en las que no se ha alcanzado la madurez física, psicológica y social, tiene consecuencias negativas tanto a corto como a largo plazo.

Así, en el corto plazo incrementa el riesgo de accidentes de tráfico, peleas y agresiones que suponen problemas legales y económicos, y que pueden ocasionar lesiones e incluso muertes. Además, aumentan los comportamientos sexuales de riesgo, que en ocasiones pueden derivar en embarazos no deseados o en enfermedades de trasmisión sexual.

A largo plazo, también afecta al crecimiento y desarrollo del cerebro, provoca alteraciones de conducta y favorece el inicio del consumo de otras sustancias. Además, puede causar mayor riesgo de desarrollar hábitos problemáticos y conductas adictivas. Asimismo, se asocia un mayor fracaso escolar y puede convertirse en el detonante de problemas mentales latentes o agravar los existentes.