El objetivo es ampliar su ámbito de actuación a aquellos edificios con una antigüedad igual o superior a 50 años, en los que se realicen actividades de carácter público, sea cual sea su titularidad.
Tal y como ha manifestado la concejala de Urbanismo, Dolores Patón, los sucedido en el Colegio San Vicente de Paúl, de titularidad privada, “refuerza nuestra convicción de que las normas que regulan la inspección técnica de los edificios de mayor antigüedad, no debe limitarse a los de uso residencial de vivienda colectiva, sino que debe abarcar a toda edificación cuyo estado de conservación pueda comprometer la seguridad de las personas, especialmente, aquellos de uso colectivo intensivo”.
El Ayuntamiento de Gijón quiere anticiparse a cualquier problema de conservación, reforzará las revisiones, sistematizar el mantenimiento y planificar las tareas de conservación. Realizará inspecciones técnicas de equipamientos municipales con la periodicidad que se establezca.
Se ha encargado al Servicio de Arquitectura y Mantenimiento que elabore un primer listado de aquellas instalaciones que puedan presentar algún problema estructural que exija su reparación. También se elaborará un catálogo que recoja todas las instalaciones municipales con indicación de su antigüedad, estado, problemas de conservación y necesidades de actuación. Eso, informa en una nota de prensa, permitirá priorizar las actuaciones a realizar en aquellos edificios que presenten problemas estructurales, según criterios objetivos.