La economía asturiana recuperará al final de 2022 los niveles prepandemia con 14.000 empleos más
La vacunación, los fondos europeos y utilizar el dinero ahorrado será la clave de la mejora económica
Recuperación a dos años vista
La economía asturiana conseguirá recuperarse de la epidemia a finales de 2022. Es el pronóstico del departamento de investigación de BBVA que prevé que la mejora añada empleos a los que existían al empezar la crisis sanitaria. El especialista Miguel Cardoso ha señalado que las predicciones para nuestra región indican un incremento del 5,3% este año y 6% el posterior. Ese crecimiento previsto sería suficiente para compensar la destrucción de empleo asociada a las medidas de gestión de la epidemia pero sería lo suficientemente intenso como para permitir un incremento de 14.000 nuevos empleos respecto al inicio de la crisis sanitaria. Cardoso puntualiza que hay tres factores sobre los que basar esa mejora: el progreso de la vacunación, el traslado del ingente ahorro durante la crisis hacia el consumo privado y la llegada de los comprometidos fondos europeos de recuperación.
Asturias sufrió el impacto de forma más leve
El departamento de investigación del banco espera que 2020 haya terminado con un desplome de la economía asturiana del 10,9%, inferior al hundimiento económico nacional, eso sí, apenas una décima mejor. Cardoso sostiene que hay dos elementos de la estructura económica de Asturias que le ha permitido sostenerse algo mejor: el buen comportamiento de las exportaciones y una menor presencia del sector terciario donde la interacción social es preponderante. En una análisis por territorios, Oviedo está pasando en mejores condiciones la caída económica. Se atribuye a ser capital y contar, por tanto, con los ingresos de la actividad administrativa que no han bajado, al contrario, han subido por la contratación de personal público especialmente en Sanidad.
Atención al futuro
Cardoso entiende que el recurso a la deuda y el déficit ha sido "necesario" pero advierte de que la Unión Europea pide a los Estados miembros que planifiquen a medio y largo plazo una compensación de las finanzas públicas, un plan de salida que reduzca el nivel de endeudamiento y el creciente hueco entre ingresos y gastos de las administraciones.