La zona oeste tiene muchas necesidades y problemas. Más allá de la contaminación o el vial de jove. Y lamenta que las soluciones que proponen los políticos no les tienen en cuenta. Creen que existe una desconexión entre la realidad de los barrios y lo que se habla en el Ayuntamiento, por lo que consideran importante escuchar. Y rendir cuentas. Nada se sabe en la zona oeste de iniciativas que están en marcha o que se quieren ejecutar, lo cual causa una sensación preocupante. Y al recordar la experiencia de los presupuestos participativos lamentan que sigan esperando por las inversiones que se decidieron.
Carlos Arias pone de ejemplo la ecomanzana, la zona de bajas emisiones o el derribo de las antiguas naves de Flex. Los vecinos del barrio, principales interesados en conocer los avances, no saben nada. También se han dado cuenta de que es poco eficiente que la rica vida asociativa que tiene la zona oeste luche sus batallas por separado. Por eso están pensando en crear una gran plataforma que les reúna a todos para pelear por el bien del barrio.
Recuperar "activos ociosos" o generar espacios de encuentro y para el desarrollo de actividades son algunas de las metas que se marcarían esa plataforma. La casa del mar por ejemplo. Entienden que reivindicar en bloque será más efectivo para exigir a unos políticos que pisan poco los barrios, afirman.
Pese a los muchos temas que les preocupan y que quieren mejorar, nuestros interlocutores dejan claro que están orgullosos de vivir en la zona oeste. Y les gusta vivir allí. Lamentan que se ofrece una visión distorsionada de su realidad porque todas las noticias vinculadas con el barrio están relacionadas con cuestiones negativas.