Se trata de una iniciativa simbólica, porque no se prohíbe fumar. Pero formar parte de la red supone el compromiso con el intento de desnormalizar el consumo, proteger el medio ambiente y avanzar hacia una generación libre de tabaco. El reto es conseguirlo en 2030, diez años antes de lo que fija la OMS.
Podemos identificar las playas que forman parte de la red a través de señales y una bandera. Tras la experiencia de un año en San Lorenzo, la AECC constata que la mayoría de los fumadores lo aceptan de buen grado. En torno al 60-70 por ciento lo agradece porque les ayuda a controlarse, nos ha contado Rocío Toledo, responsable de prevención. Sin embargo, reconoce que siempre hay un pequeño grupo, del 10-12 por ciento, que no lo entiende. Se intenta concienciarnos de que el problema del humo ambiental es más peligroso de lo que creemos. Y perjudica especialmente a los niños y niñas. Según la AECC, más de la mitad de los menores de 12 años están expuestos más de 5 horas diarias al humo del tabaco.
La red asturiana de playas sin humo tiene, con las adhesiones de Gijón, 30 arenales. "Insuficientes", dice Toledo, quien recuerda que tenemos más de 200 playas en la región. Pero se van dando pequeños pasos. La AECC trabaja por convertir en espacios sin humo las playas, pero también instalaciones deportivas o, fundamental, las terrazas hosteleras. Rechazan las advertencias a que impedir que se fume al aire libre supondrá un perjuicio económico. "Fuma menos gente de la que creemos", explica Toledo.
Las recomendaciones a no fumar en las playas urbanas de Gijón incluyen el vapeo. Es algo que preocupa especialmente por la sensación de ser "más sano" que se ha implantado entre los jóvenes. El 64.5 por ciento de los jóvenes asturianos (sobre todo chicas) reconoce que ha probado los cigarrillos electrónicos. Aunque no tengan nicotina, siguen siendo tóxicos, sentencia Rocío Toledo.