Marina Pineda defiende el papel de las instituciones, aunque cree que la ideología marca mucho el devenir de una ciudad. No se fija un momento para irse, aunque cuando lo haga regresará a su puesto como abogada laboralista del UGT. Su trabajo durante más de dos décadas a ha forjado como política, aunque desde su paso por las Ursulinas ya mostró su pensamiento crítico. Marina se convirtió en algo más que "una señorita educada".
La política ha cambiado mucho desde que llegó, reconoce. Con el bipartidismo había otro ambiente, aunque la llegada de más partidos fue decidida por la ciudadanía. Y, por mucho que en público pueda parecer otra cosa, en política se hacen más amigos que enemigos, incluso con personas de otras ideologías.
Marina Pineda quiere dejar claro además que en política no se vive tan bien como se cree. No solo por el trabajo, la exposición pública o la responsabilidad. También se cobra, en su caso, menos de lo que se cobra en el sector privado. "Se vive fatal", ironiza.