Enzo ha acostumbrado su cuerpo a dormir poco, aunque reconoce que hay compañeros (o miembros de su familia como los llama) a los que les cuesta un poco más. Los fines de semana recupera un poco, pero al final es la vida que ha elegido. Y que le permite tener momentos únicos. Las puestas de sol que se ven desde el mar son una de las grandes recompensas que tienen una vez que salen de su casa a las 3 o 4 de la madrugada para empezar la faena. Poca gente, salvo el resto de marineros, encuentran a esa hora.
Ha probado otros trabajos y no cambia la mar. Lo que le apena es ver que su esfuerzo es poco reconocido. Cree que es porque se desconoce lo que hacen. Damos por hecho que hay pescador fresco a nuestra disposición. Y nos quejamos del precio, sin tener en cuenta que muchas veces vuelven de vacío o con averías, y que los pescadores no cobran por kilo de pescado ni la mitad que nos cuesta a los consumidores.
Enzo propone que los escolares puedan conocer la labor y la importancia del sector primario.