Noa empezó en el judo a los 4 años porque "era muy patosa". Pronto la atrapó este arte marcial, que va más allá del deporte para convertirse en una filosofía de vida llena de valores, a los que Noa nos invita a acercarnos.
Aunque los logros deportivos van sucediéndose, Noa es consciente de que nunca podrá vivir del judo. Pero le encanta competir, donde se enfrenta a rivales mucho más grandes que ella, porque en el judo 50 gramos arriba o abajo son determinantes. Cuando entra en combate se le olvidan los nervios fuera del tatami.
Noa entrena duro pero saca tiempo para preparar una oposición a la policía local y estudiar una carrera. Es un ejemplo perfecto de los valores que tienen nuestras promesas deportivas.