Las tensiones entre administraciones son habituales. También que el poderoso se imponga al débil, explica Ángel. El gobierno central es al final quien tiene los recursos y puede decidir qué se hace. Sin embargo, advierte, utilizar el poder desde la superioridad es algo que no suele ser bien recibido y que puede tener consecuencias. Recurrir al "aquí mando yo" puede ser efectivo a corto plazo, pero arriesgado a largo plazo.
Ángel nos explica una vez más cómo funciona la teoría política. La finalidad de los gobiernos es conseguir la legitimidad, y la actuación del ejecutivo central puede hacer que se resienta. Los ciudadanos (los votantes) valoran más el consenso y el diálogo que la imposición. Cuando las decisiones son adoptadas entre todos dan pie a legitimidades más robustas, mientras que aplicar el "poder bruto" hace que se pierda. A eso se unen connotaciones éticas.
Analizamos además qué papel ha decidido jugar a partir de ahora cada administración en esta "partida de póker". El Ayuntamiento de Gijón ha optado por un clásico de la teoría política. Esperar que otro haga el primer movimiento. Ángel nos explica que, a priori, es una decisión que le evita desgaste y le permite presentarse ante la opinión pública como defensor de la autonomía de Gijón y administración que resiste a la imposición. Sin embargo, la teoría política puede volverse en su contra si espera demasiado a empezar a jugar. En política es tan importante lo que se hace como el momento en el que se hace. Una buena idea presentada a destiempo no sirve. Pero esperar demasiado tampoco vale porque puede ceder el liderazgo a otros agentes. Y también se enfrenta a algo evidente. A partir de ahora también parece clara la actitud de la oposición. Se criticará la falta de liderazgo e inacción del gobierno local.
Y otra cosa. Pese al cabreo actual en la ciudad con el Psoe, queda mucho tiempo para que se vote en las urnas. Ángel cree que la percepción de que se han incumplido las promesas se diluirá con el tiempo y hay margen de sobra para recuperar la confianza si se establece una buena política de comunicación.