Muchas caídas son necesarias para aprender y derrotas que te hacen incluso llorar son necesarias para alcanzar el sueño olímpico. Ser un nombre que destaca le ha permitido ganarse la opción de estar ahí. Aunque no es sencillo, tiene esperanzas de acudir, y si no, aún le queda mecha para intentarlo en el futuro. El skate cada vez es un deporte más "longevo". Y ella se ve encima de un monopatín por mucho tiempo. Hasta que el cuerpo aguante. Lo supo desde el momento en el que se bajó de la tabla de surf, deporte que practicaba anteriormente.
En una competición de skate primero tienes que hacerte notar en una especie de "todos contra todos" (aunque hay buen rollo en el mundillo) y después dispones de 45 segundos para mostrar tus mejores trucos y maniobras. La que mejor se le da, nos cuenta Ceci, es hacer el pino (simplificando mucho...) con el monopatín. Sobre la tabla del skate tiene que hacer una especie de coreografía. "A fuego", eso sí.
Ceci vive entre entrenamientos, gimnasio y campeonatos. Y viaja. Mucho. El recorrido entre Gijón y Bilbao se lo conoce de memoria porque acude mucho a entrenar. Lo que tenemos en Gijón no da para un deportista de alto nivel como ella. Los skateparks son más para pasar el rato en plan ocio, y alguno incluso es peligroso, lamenta. Y lo dice alguien que compite con gafas.
Aspira a ser deportista olímpica. Lo ha ganado prácticamente todo en España. Destaca en Europa. Pero no vivirá del skate. Tiene claro que los estudios son fundamentales y quiere ser Policía Nacional (aunque no la dejen patrullar en skate). Pese a los sacrificios que tiene que hacer para ser una deportista de élite a los 16 años no se arrepiente. Hace lo que le gusta. Y recomienda probarlo, disfrutarlo, liberarse. Porque el skate te hace sentirte libre. Para Ceci Rendueles, el skate es una filosofía de vida, su forma de vivir. Sus reglas.