Blanca tiene 73 años y lleva 24 años viviendo en la misma casa, en la Avenida de Shultz. Nunca tuvo problemas con su casera y nunca dejó de pagar su renta. La situación cambio cuando la propietaria falleció y su hijo mostró su deseo de subirle el alquiler a Blanca. Le pide 600 euros, 140 euros más al mes de los que venía pagando. Y su pensión es de 856 euros, una subida inasumible que ha motivado la puesta en marcha de la campaña "Blanca se queda".
Ella no pierde la esperanza, aunque sabe que el propietario no está por la labor. Debería abandonar la vivienda antes de acabar este año, pero no piensa irse voluntariamente. Quiere luchar y que sea un juez el que decida. Es la única opción que le queda a los inquilinos como ella, explica Javier Linares, del sindicato de inquilinos. Dada la gran cantidad de contratos que deben revisarse, proponen que sea la consejería de vivienda quien intervenga y trate de evitar un problema que puede expulsar de la ciudad a muchas familias.
Se ha puesto en marcha una recogida de firmas para pedir que Blanca pueda quedarse en la vivienda.