Abelardo es la clave de todo
Tras recurrir Javier Fernández a él por la agónica situación deportiva, y consumada la permanencia, los cambios tan necesarios en el club rojiblanco quedarán a expensas del grado de implicación que el técnico decida tener para dar un giro a tanta mediocridad
El Sporting se ha salvado (...de momento), pero el futuro más inmediato sólo presenta negros nubarrones. Acostumbrados al bucle permanente del "esto ya pasó, trataremos de hacer un equipo competitivo que ilusione de nuevo a la afición", que tanta mediocridad ha traído al Sporting, sólo la implicación que Abelardo decida tener a partir de este momento podrá suponer un giro radical al rumbo que lleva la nave. Queda por ver si el técnico está por la labor o si sólo se preocupa del primer equipo; Fernández se arrojó en sus brazos y ahora debería escuchar y ACEPTAR todas y cada una de las peticiones del Pitu, pero está por ver qué grado de responsabilidad decide asumir éste.
El Consejo ya libró, los amigos que colocó estos años ahí siguen (sobreviviendo, que es de lo que se trata) y ningún cambio en la entidad surgirá por iniciativa de los directivos. Siempre actúan igual, y para prueba la ratificación de Javi Rico con el deseo concedido de la llegada de Fran para sustituir a Noé en la Dirección Deportiva. En su última etapa Abelardo se equivocó, en varias ocasiones, por errores de otros, y cuesta creer que no haya aprendido esa lección.
Después está Mareo, plagado de gente que llegó por a los despachos sin mérito previo alguno y con el único aval del Director, Manolo Sánchez Murias, que INCOMPRENSIBLEMENTE tampoco está discutido. Es lo mejor que hacen el la Escuela: tapar sus múltiples carencias con una labor diaria y permanente de cercanía en las relaciones sociales, cortinas que humo y píldoras doradas que Javier Fernández decide 'comprar' un año sí y otro también. Así está el Sporting, el A, el B, el juvenil, el femenino, la cantera y todo Mareo en general. ¿Meterá mano ahí Abelardo? Sólo él puede saberlo.
En la planta noble han conseguido librar un 'match-ball', y ya todo les da igual. Recordar a diario su incapacidad no será suficiente para que esta pesadilla en la que vive inmerso el sportinguismo acabe alguna vez. O llega una oferta mareante para la familia Fernández, o el Pitu mete el bisturí; en caso contrario quizás dentro de un año la cosa sea aún peor. Lo normal, si nada de lo anterior sucede, es que el drama aún esté más cerca, porque ellos van cuesta a abajo y sin frenos, eso sí mirando para otro lado.
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