Si no existe una patología concreta que requiera de remedios como la cirugía, recuperar la capacidad auditiva perdida por la agresión a la que se somete a lo largo de los años al oído, no es posible. Cuando una audiometría revela una pérdida de la audición, lo habitual es que sólo se pueda aspirar a conservar la audición que queda o, si hay una pérdida acusada, recurrir al uso de audífonos.
A lo largo de su vida, una persona somete a su oído a un desgaste paulatino, más o menos acelerado dependiendo del entorno en el que se vive, del tipo de actividad laboral o de ciertos hábitos, como escuchar música a un volumen elevado. Pero nada está anticipando tanto los problemas de audición como el uso generalizado de auriculares durante varias horas diarias, explica el director técnico de Centro Auditivo Aural, Roberto Esteban.
Muchos jóvenes que hoy pasan horas con los auriculares puestos, tendrán problemas de oído antes de lo que los pudieron tener sus padres o abuelos, especialmente si se trata de modelos intra-aurales o de botón, que se introducen en el pabellón auditivo y agreden de forma más directa el oído interno. Si se escuchan en un entorno ruidoso, como en zonas urbanas, se tiende a subir más el volumen de forma natural. Además, los fabricantes no son suficientemente estrictos en el cumplimiento de las normativas sobre el nivel de volumen que pueden alcanzar estos dispositivos.