Tras las complejas obras de mejora que han durado casi dos años y una inversión de algo más de un millón de euros, este mediodía se pone en servicio la carretera de Espés. Unas obras muy esperadas por el territorio, puesto que este trazado servirá para aliviar el cierre de la N-260 a partir del próximo lunes 18 de octubre. De hecho circulando por esta vía se reduce el rodeo en unos 15 kilómetros. El diputado responsable de Infraestructuras de la DPH, Joaquín Monesma, indica que de este modo los conductores se ahorran una media hora de viaje
No obstante el paso estará permitido solo para vehículos ligeros y de emergencias debido a las características de esta vía de montaña por lo que el transporte pesado tendrá que seguir circulando por el Eje del Isábena o por la N-230.
Los trabajos, que comenzaron en agosto de 2019, han supuesto realizar movimientos de tierras y explanación del terreno a lo largo de más de los más 5,7 kilómetros que arrancan en el puente Río Blanco y discurren en paralelo al barranco de Espés por zonas de pinar, pastos y cultivos. Se ha ampliado la anchura de la carretera y la apertura de los radios de algunas curvas, sobre todo en el primer tramo más sinuoso. La obra se adjudicó por algo más de un millón de euros a la UTE formada por Hormigones del Pirineo y Horpisa Sobrarbe. Aunque el plazo de finalización era de algo menos de un año, finalmente, las condiciones meteorológicas de la zona y el hallazgo de una necrópolis medieval en el transcurso de los trabajos la pasada primavera han retrasado su finalización.