El abejaruco es un ave protegida que llega sobre el 15 de abril y que cada año se instala en zonas más altas, próximas a los colmenares. Según ha explicado el apicultor turolense David Rocafull, "allí se apropian del fruto de las flores, privando de él a las abejas, que no salen, y tampoco crían, por lo que no pueden fabricar la miel".
Una situación que está afectando muy negativamente al sector. En estos momentos la provincia cuenta con 26.000 colmenas que trabajan alrededor de doscientos apicultores, "aunque muchos de ellos se están planteando abandonar esta labor".
Uno de los proyectos que querían sacar adelante es la puesta en marcha de la marca de calidad “Miel de Teruel”, que de momento sigue en standby, a la espera de que se atienda otra demanda como es un etiquetado claro "que especifique el lugar de procedencia de la miel".