¿Cómo distinguir un brik de leche de uno de zumo o de vino para cocinar cuando se es ciego? Una opción es olerlo antes de consumirlo, aunque quizá suponga abrir el envase sin necesidad. Pero, ¿y diferenciar una lata de pimiento en conserva de otra de atún en escabeche o de otro tipo de alimento enlatado?
Desde la Organización Nacional de Ciegos, su responsable de servicios sociales para afiliados, Silvia Rebollo, pide que se empiece a cumplir la normativa aprobada recientemente en Europa para que los productos comercializados estén también etiquetados en braille, facilitando así la vida de las personas invidentes.
La alimentación es uno de los ámbitos donde resultaría fundamental este etiquetado, pero no el único. Pensemos en los productos de limpieza, por ejemplo. Es muy diferente usar amoníaco, lejía o salfumán; o los productos de higiene personal, como el champú o el gel. Actualmente, el Ministerio de Consumo trabaja en el diseño de este futuro etiquetado inclusivo, aunque aún no hay fecha para que empiece a utilizarse. Rebollo también pide que se utilice el etiquetado en braille en los gestores de turnos en la administración u oficinas de Correos, que sólo son visibles en un ticket y una pantalla.