El padre Jerónimo de Ripalda
El vicedirector del IET, Juan Villalba, nos ha recordado este martes en Turolenses Ilustres la vida de Jerónimo de Ripalda. Fue un sacerdote jesuita español, autor del famoso catecismo Doctrina christiana
Jerónimo de Ripalda era de ascendencia vasca y nació en Teruel en 1535. Hijo del médico Bernardino de Ripalda quien había conocido a Ignacio de Loyola cuando estudiaban en Alcalá; no obstante se opuso con determinación a que su hijo ingresase en la Compañía de Jesús, hasta conseguir un Decreto Real que presentó al rector del colegio de los jesuitas de Alcalá, donde había ingresado su hijo cuando tenía 14 o 16 años; no obstante no consiguió vencer la decisión de su hijo que ingresó en la Compañía.
Su formación en la Compañía de Jesús discurrió por Gandía, Valencia y de nuevo Alcalá. Ejerció la docencia en Plasencia, Valladolid y Ávila. Fue rector de los colegios jesuitas de Villagarcía, Salamanca, Burgos y Valladolid. Durante su estancia en Salamanca fue confesor de Teresa de Jesús, que tal como ella relata en el prólogo del Libro de la Fundaciones, le indicó que completase el relato de la fundación del primer monasterio de los padres carmelitas descalzos, con la explicación de los otros siete monasterios.
Editó su cartilla o Catecismo en Burgos en 1591, aunque su edición más conocida es la de Toledo de 1618, el mismo año de su muerte; se difundió por la mitad sur de España,7 mientras que por la parte norte se prefería más bien el Catecismo del también jesuita padre Gaspar Astete (1599).
Estos catecismos, provistos con las novedades del Concilio de Trento, pasaron a Hispanoamérica, donde fueron traducidos a las lenguas indígenas. Del de Ripalda se hicieron traducciones cuando menos en náhuatl, otomí, tarasco, zapoteco y maya, por mencionar solo lenguas mexicanas. También existe una versión en euskera escrita por Martín Ochoa de Capanaga en 1656.8 Por cierto que el escritor mexicano Joaquín Fernández de Lizardi expuso numerosas dudas sobre la conveniencia de esta obra en dos opúsculos en 1827. En este manual, cientos de veces reimpreso, al igual que el de Astete, aprendieron la doctrina cristiana casi todos los españoles e hispanoamericanos hasta el Concilio Vaticano II (1965); un nuevo y oficial Catecismo de la Iglesia católica salió en 1992.