Aunque en escasas ocasiones, suele suceder. En la noche del 18 de septiembre, una mujer de 90 años ingresó en estado crítico en el Hospital San Juan de Dios de Zaragoza. La mujer entró en parada cardiaca y los profesionales sanitarios le hicieron las pruebas protocolizadas y tras intentar reanimarla en varias ocasiones, solo pudieron certificar su muerte. Tras comunicar el fallecimiento a sus familiares, se llamó a la funeraria para trasladar el cuerpo al tanatorio del cementerio de Torrero.
La hija de la víctima no pudo ver a su madre porque cuando llegó al centro hospitalario le comunicaron que ya se encontraba en el mortuorio. Una vez en el cementerio, el tanatopractor comenzó a preparar el cuerpo para el velatorio del día siguiente y percibió que la mujer tenía pulso débil y que respiraba, por lo que llamó a emergencias y se activaron los protocolos para trasladarla de nuevo al centro hospitalario.
Los sanitarios volvieron a comunicarse con la hija para decirle que su madre no estaba muerta y que volvía a estar ingresada, por lo que acudió al hospital. La mujer permaneció ingresada hasta la tarde del 19 de septiembre cuando se volvió a certificar su muerte, ahora de forma definitiva.
El hospital San Juan de Dios ha abierto una investigación interna para aclarar lo sucedido y el caso también está siendo investigado por el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón para averiguar si hubo una posible mala praxis por parte de los profesionales sanitarios.