Zaragoza | 20.01.2022 14:05
El barrio de San José de Zaragoza vio nacer a Lorenzo Alocén un 4 de noviembre de 1937 y fue precisamente en su ciudad natal donde, azares de la vida, el baloncesto se cruzó en su camino. Medía 1,94 y tenía un 45 de pie y fue de la mano del jugador Antonio Burillo como llegó al CN Helios para jugar en la Liga Nacional.
La fuerza y el tesón le caracterizaban, lo que hizo que al año siguiente recabara en la sección de baloncesto del Real Zaragoza y a la temporada siguiente, fichó por el Real Madrid. Precisamente su nombre pasó a la historia jugando con la camiseta blanca, en un partido, y por orden del técnico Pedro Ferrándiz, metió una autocanasta en un partido frente Pallacanestro Venese que obligó a cambiar la normativa de la FIBA. Esto ocurrió un 18 de enero de 1962 y justo 60 años después, el 18 de enero de 2022 fallecía Lorenzo Alocén.
Tras esto volvió a Zaragoza, al CN Helios, con ellos fue el máximo anotador de la liga española en la temporada 64/65. Después llegaría el Picadero de Barcelona y el Círcol Catòlic de Badalona donde terminó su carrera deportiva. Y en Barcelona se quedó a vivir, siempre vinculado al baloncesto a través de la afición trasmitida a sus cinco hijos. Y ya en los últimos años también como representante de jugadores.
Su hijo Carlos Alocén recuerda esa capacidad de esfuerzo que su padre siempre les ha trasmitido, no sólo en la cancha sino en la vida. Cómo jugar cuando su padre comenzó no tenía nada que ver, pistas en las que tenían que quitar el hielo para poder entrenar y jugar con zapatillas que hoy en día utilizamos “de paseo”.
Lorenzo Alocén destacó por esa energía y por ser uno de los mayores anotadores. Con 23,5 puntos por partido llegó a ser el máximo anotador en la temporada 1964-1965 de la Liga Nacional.
Fue 69 veces internacional, medalla de plata den los Juegos Mediterráneos de 1963 y olímpico en los Juegos de México en 1968.